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Es Noticia

#SempreEnPrimera

Carlos Egea

Hay días y días. Hay momentos y momentos. Hay situaciones que nunca vuelven y se recuerdan. Hay motivos para la esperanza. El fútbol como motivo para el recuerdo, para la esperanza, para la unión. Un partido, dos… Qué más da. Una excusa para intentar ser feliz, para intentarlo. El fútbol tiene esa magia especial que te traslada a momentos y a personas. A campos vacíos y a campos en máxima ebullición. A amigos que te acompañaron y quedan lejanos en el recuerdo o a familiares que se marcharon tan enseñarte a respetar unos colores una bandera, un escudo y sobre todo a sus gentes.

El enfrentamiento entre jugadores, peñistas y seguidores ha desviado la atención de lo verdaderamente importante. Unos han manchado el escudo y la empresa que les paga, los otros han antepuesto el enfado a la razón y han sido para mí poco inteligentes bajando a un barro que no les pertenece y sobre todo no les interesa.
Hoy juega el Levante UD un partido importante para su historia, el inicio de una meta complicada pero apasionante como es la mantenerse vivo en el club de los elegidos. Nunca fue un club al que las trabas y los problemas alejaran de su mística, de su diferencia. Peleó con el mismo orgullo en tercera que en primera. Con 500 espectadores o con el campo a rebosar. Su magia radica en ser simplemente diferente.
La semana ha estado salpicada por demasiado ruido y poca ilusión. El enfrentamiento entre jugadores, peñistas y seguidores ha desviado la atención de lo verdaderamente importante. Unos han manchado el escudo y la empresa que les paga, los otros han antepuesto el enfado a la razón y han sido para mí poco inteligentes bajando a un barro que no les pertenece y sobre todo no les interesa.
Yo he acompañado al Levante de la mano de mi abuelo, de mi padre, de mis amigos, de mi hijo. Con la ilusión de acabar el partido y sonreír. Me he disgustado un millón de veces pero me ilusione muchas otras.
Yo a los jugadores no les exijo cariño, eso se mama, no se compra, les exijo profesionalidad, es lo mínimo. Ni quiero besos en el escudo ni frases grandilocuentes. Esfuerzo y honradez.
Para la emoción están los aficionados, los que se fueron y los que heredaron la pasión por su equipo. Esos no negocian con sentimientos ni buscan excusas a la tristeza, están por encima de un triunfo.
Hoy es día de olvidar lo negativo y caminar con paso firme y cabeza alta en busca de una victoria que haga soñar. Perder un segundo en otras cosas es estúpido. Eso si exigiendo hasta la última gota de sudor. Si al final se logra el objetivo a seguir peleando, sino, que la sensación sea de satisfacción por el intento.
Hace un año un granota de los muy grandes Jorge Diego “El Pantera” se fue pero su eterno legado sigue vivo “Corazón, cabeza y cojones”. Pues eso.
Carlos Egea
Periodista Futplaya

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