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Real Madrid, Valencia y Gayà

El triunfo de Gayá es el de mostrar al mundo que la felicidad no está solo en lo material. (Foto: David González)
Carlos Egea

No es ganar, no es perder, es más profundo. El fútbol tiene una dimensión social mucho más importante. Es como decía aquel la cosa más importante de las cosas que no son importantes. Pero su reflejo su influencia, su fuerza, es brutal, incontrolable. El fútbol es la vida o la vida es el fútbol. Hay amor, odio, celos, infidelidades, abandonos, divorcios… Es una relación personal ineludible e inquebrantable. Pero también un buen barómetro para medir el cariño, el respeto o el odio.

El 21 de octubre de 1988 el Real Madrid jugaba Copa de Europa frente al Oporto. Tenía clausurado el Bernabéu y eligió Mestalla. Yo trabajaba en una emisora de radio local llamada Radio Color y una emisora de la capital nos pidió narrar el partido para ellos. Mestalla era madridista y el odio era al Barça, pero era por tema más político que deportivo. En 27 años todo ha cambiado de forma radical. Ni el peor divorcio, ni el peor ataque de cuernos, ni la peor traición.
La prepotencia y la soberbia han acabado con el idilio. El valencianista o un número importante, celebra con más fuerza las derrotas del Real casi que sus triunfos. De respeto a hastío. De compañerismo a odio.
El último tema ha sido el de Gayá. Donde la prensa afín a Florentino Pérez, presidente de la entidad, la mayoría, ha intentado que el chico les prometiera amor eterno. Pero antes hubo otros casos, otras desvergüenzas.
No importa el jugador, del que ya se han olvidado para buscar otra presa a la que convencer con lo único que tienen, dinero. No importan las formas, no importa la educación. El Real Madrid fue un club señor dicen los antiguos. Que cuidaba a los chavales, que les ayudaba cuando se lesionaban, que empujaba a sus familias. Ahora es el claro ejemplo de lo negativo de la sociedad. De la mala educación. De que lo único importante es ganar, sea como sea.
El triunfo de Gayá no es quedarse en el Valencia, su equipo, el triunfo de Gayá es el de mostrar al mundo que la felicidad no está solo en lo material, en aparentar, sino en vivir la vida con respeto y lealtad.
Carlos Egea 
Periodista

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