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Es Noticia

El fútbol según Reyes

José Antonio Reyes, ídolo en Nervión.
Jorge Liaño

Han pasado 48 horas desde la muerte de Reyes y, la verdad, cuesta asimilar que esto le haya pasado a un chico tan joven, a un deportista de élite, a una fuerza de la naturaleza a la que siempre viste disfrutar y hacer que los demás disfrutasen con él y, sobre todo, y siendo padre no paro de pensar en esto, a un padre de familia con tres hijos muy pequeños. Se va pronto, demasiado, y deja atrás mucho dolor, pero también muchos recuerdos bonitos, muchas charlas de fútbol, muchas comparaciones de barra de bar, de las que gustan, de aficionados y también de periodistas.

Reyes ha muerto siendo el chico que debutó contra el Zaragoza con 16 años, el joven imparable que destrozó al Madrid de los galácticos, el que se marchó muy a su pesar a Londres para aliviar la economía del Sevilla, el que le dio títulos al Arsenal, Real Madrid, Atlético y Benfica y el que volvió a darle aquel 6 de enero la mayor alegría a los sevillistas con su vuelta para, de la mano de Unai Emery, ganar después tres Copas de la UEFA seguidas. Reyes es el que detenía el tiempo cuando controlaba el balón, el del estratosférico pase a Bacca en Varsovia, el que después de 12 partidos oficiales jamás perdió en el Villamarín y el que en Basilea, después de destrozar sus compañeros al Liverpool, les dijo a todos que celebrasen poco porque cuatro días después se jugaban la Copa del Rey.

Hablar de Reyes es hablar de fútbol. Es discutir entre béticos y sevillistas si tenía o no más talento que Joaquín, si su carrera ha sido mejor que la de Navas o si podría haber ganado aún más cosas. Hablar de Reyes es matizar que, al menos en el Sevilla, ha sido mejor que Sergio Ramos y que se trata del mejor canterano de la historia del club. Reyes son sus carreras estratosféricas por la banda izquierda cuando empezaba, sus diagonales desde la derecha cuando fue haciéndose más maduro, sus goles por la escuadra y sus sonrisas o guiños a la afición del Sevilla cuando tocaba.

Queda inaugurada la temporada de recordar el fútbol de Reyes, de no parar de hacer comparaciones, de que se agigante el mito, la leyenda, porque habrá pocos como él. Y si me preguntáis a mí, sí, es el mejor futbolista que he visto salir de esta ciudad, una barbaridad de jugador, el Rey de Reyes, pero podemos discutirlo en la barra de un bar. Lo haremos.

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