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Es Noticia

Un barco sin rumbo

El Valencia corre el riesgo de convertirse en un equipo vulgar. (Foto: La Liga)
Eduardo Esteve

Sin brújula, sin rumbo y a merced de su rival en todo momento. Ese fue el Valencia que yo vi en el Vicente Calderón y que no se pareció en nada al que Nuno nos quiso hacer creer que vio.

Juro que estuve en el estadio y juro que preste atención a lo que sucedió durante los noventa minutos. No me gustó nada. Para mí, uno de los peores partidos del Valencia en muchos años. Como el boxeador gigante que sabe que enfrente tiene un diminuto adversario que nunca le va a llegar a dar un golpe que le haga sufrir. El gigante, el Atleti, el diminuto, el Valencia. Y eso que el primero pareció resbalar él solo cuando provocó un absurdo penalti que pareció meter al Valencia en el partido. Pero ni por esas. Ni un pequeño gancho soltaron los de Nuno.

Es preocupante ver a un equipo tan plano, sin ideas, sin fútbol, sin generar ocasiones y casi sabiéndose derrotado desde el inicio. No hubo carácter, alma, intensidad. No orden, equilibrio. No hubo nada. Solo una derrota que pudo ser mayor pese a lo engañoso del resultado. 
Más preocupante aún la falta de autocrítica. Entiendo que al valencianista le enfade escuchar las explicaciones posteriores de Nuno con frases como "fuimos de menos a más", "partido en el que hemos ido creciendo", "mejoramos en la segunda mitad", "estamos más cerca de lo que queremos ser", "hemos acortado la diferencia"... O vio otro partido o se lo han contado. Ninguna de las anteriores frases se ajustan a lo que sucedió en el Calderón. Juro que estuve
Jamás he sido partidario de las destituciones de entrenadores. Soy de los que piensa que hay que darles tiempo si de verdad crees en ellos. Pero mi pregunta es quién cree en Nuno. ¿Los jugadores? ¿La afición? ¿Los dirigentes? Me da a mí que solo estos últimos son los que siguen dando confianza a un entrenador que anda más perdido que los propios seguidores que ven como su equipo se gasta más de cien millones y es incapaz de competir ante un rival como el Atleti. 

Sensaciones malas

Las sensaciones son malas, muy malas. El enfrentamiento con Rufete y Salvo o con el propio Negredo ya no son la excusa para criticar al entrenador. Ni tan siquiera los resultados le dan la razón. Al igual que no hay argumentos deportivos para defender a Negredo, tampoco los hay para hacerlo con el entrenador. Al equipo le falta una infinidad de cosas que hay que poner en el debe del portugués. Suya y de nadie más es la responsabilidad de que el equipo no genere fútbol y sea tan previsible como plano. Esa es labor de entrenador. La brújula es la que debe marcar el norte. 
Me da igual si es o no amigo del dueño, si tiene todo el poder, si Lay Hoon sabe más o menos de fútbol, si Jorge Mendes tiene algo que decir, si Lim está o no en Singapur... la realidad es que así no se puede continuar porque de lo contrario el Valencia corre el riesgo de convertirse en un equipo vulgar. Pero... ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Nuno o Espirito Santo? 
Eduardo Esteve
Jefe de Deportes de Onda Cero

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