Pekín. Mundial de atletismo. Un cuento chino

Si por cada vez que se ha dicho “¿Sólo hemos conseguido una medalla?” se le diera a esa persona la oportunidad de ponerse por un día en la piel de un atleta español a estas alturas y que ha conseguido ir a un mundial, nada más y nada menos, otro gallo cantaría.

La emoción de que te salga bien es lo que mueve al atleta. Entender cómo piensa , cómo siente y cómo sufre no se ve si no consigue una medalla.
Hemos tenido durante siete días un espectáculo en TeleDeporte, a muy malas horas sí, pero un espectáculo en el Nido de la capital china, Pekín.
Seguro que todos hemos visto cómo atropellaban al jamaicano Bolt después de ganar su segunda medalla de oro y aún a falta de la tercera (100m, 200m y relevos 4x100m), también hemos visto a Mo Farah (incluso “parando a por agua en plena carrera” como leí hace unos días en uno de los diarios deportivos más leídos del país, mucha tela por cierto) y ganar dos pruebas muy exigentes (5000m y 10.000m), etc. ¿Y los españoles?
La actuación española se ha saldado con un oro, del marchador Miguel Ángel López, una finalista, Ruth Beitia en altura y 38 participaciones más.
Aún así, nuestro técnico de la Real federación Española de Atletismo ha comentado “…en e atletismo español tenemos mucha clase media y poca aristocracia.” Sí, señor. Pero dime, ¿cómo un atleta de calidad y sin recursos se puede dedicar a entrenar para mejorar y pasar a la pequeña aristocracia?
Que alguien lo diga porque nosotros no lo sabemos. Tú, tú que quieres que te gane una medalla de oro, dime cómo lo hago.