Miroslav, ¿te quiero?

El pasado miércoles, la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León fallaba en favor de Miroslav Djukic en su contencioso con el Real Valladolid, que deberá abonar a su ex cuerpo técnico un total de 46.026 €.

Me sorprendió, y mucho, leer multitud de comentarios de aficionados blanquivioleta en contra del entrenador; es algo que se me escapa. No lo comparen con casos como el de Jordi Figueras o como los de Patrick Ebert, Pedro León o Diego Mariño. No lo comparen injustamente, por favor. Todos ellos quisieron marcharse del Pucela, sí, como lo decidió Djukic en su día cuando el Valencia llamó a su puerta; una decisión totalmente entendible por mucho que se metiera en el avispero de Mestalla. Para salir de un club hay maneras y maneras, y él lo hizo defendiendo sus intereses, algo completamente lícito, pero sin una mala palabra, sin una falta de respeto, sin rebeldía. Y miren por dónde, resulta que el juez le ha dado la razón.
¿De verdad alguien piensa que por defender lo que es suyo va a apreciar menos al Real Valladolid? ¿Acaso va a olvidar los dos fantásticos años vividos en el club pucelano? ¿Por qué tirar por tierra el Somos Valladolid? ¿Por qué desechar el cántico que surgía espontáneamente en la grada de Santo Domingo tres días antes de volver a Primera? Me niego. Me niego a borrar de mi mente el ascenso capitaneado por el técnico serbio en una de las temporadas más difíciles en la historia de la entidad, en la que no solo se consiguió subir, sino mantener vivo a nuestro club. A mí, y creo que a mucha gente, tampoco se nos olvida.
Y ahora, cierren los ojos, imagínense que están en junio de 2012 y entonen, entonen conmigo: lololololololó, lololololololó, Miroslav…