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La tonta, Denilson, los monigotes y el tiro al poste

Alejandro Rodríguez

Diecisiete años después de que Manuel Ruiz de Lopera lo presentara al beticismo a bombo y platillo como el fichaje más caro del mundo, el nombre de Denilson de Oliveira ha vuelto a salir a la palestra relacionado con el Betis y el propio Lopera. Esta vez también había micrófonos, pero ni era un campo de fútbol ni hablaba el empresario del Fontanal. Lo hacía por él su abogado, García Quiles, y el escenario no era otro que la Sala Número Uno del Juzgado Mercantil de Sevilla. Una pirueta jurídico-literaria que convertirá al brasileño para siempre en el gran símbolo del imperio Lopera, símbolo de su ascenso y de su ocaso.

Más de uno creyó esta mañana estar metido en una máquina del tiempo. Cuántas veces han escuchado ustedes aquello de “pero señores, y qué culpa tiene Lopera si la pelotita en lugar de entrar en la portería pega en el poste”. Sí, era una de las frases favoritas de don Manuel, pronunciada hasta la saciedad para justificar en muchas ocasiones lo injustificable. ¿O es que la pelota sólo le pega en el poste al Betis? Ya ven...
Pues bien, aunque puedan pensar que es increíble, el abogado de Lopera ha esgrimido este argumento como una de las causas del descenso del Betis y, por extensión, de los problemas económicos que llevaron a la sociedad a la insolvencia, y en consecuencia a solicitar el Concurso. El traicionero azar que así se las gasta. Han pasado seis años y aún están convencidos de que se puede comulgar con ruedas de molino.
Al menos, las conclusiones del abogado de Lopera han servido para evitar algún que otro bostezo en una maratoniana y soporífera jornada de conclusiones finales. Muchos afectados, muchos cómplices y muchas conclusiones. Conclusión: muchas repeticiones. Tedio.
Otro momento álgido de la mañana ha sido cuando el abogado Ricardo Astorga, representante de Farusa, ha puesto sobre la mesa sus argumentos en defensa de la mayoritaria. Resulta muy curioso escuchar que Lopera y Farusa no tenían nada que ver, más allá de algún lazo familiar entre los consejeros de la mayoritaria y el propio Lopera. Qué lástima. Dónde habrá quedado esa complicidad, esos románticos guiños que el exconsejero delegado verdiblanco le lanzaba a su “tonta” o “inquilinia”. Con qué facilidad se destruye el amor. Otra rueda de molino difícil de digerir. ¿Si Lopera y Farusa nada tenían que ver, cómo es posible que la mayoritaria permitiera una gestión del club unipersonal de Ruiz de Lopera, tal y como ha reconocido el propio abogado de Lopera?
Y la última. Los “monigotes”, como han sido nombrados hoy en la sala. Sí, los consejeros de la era Oliver y Lopera. El juez Eduardo Gómez deberá interpretar y decidir si se puede estar en un consejo de administración como los tres monos sabios de la cultura japonesa, ya saben, sin ver, oír o hablar. Eso sí, en este caso, sabios, sabios no lo parecen demasiado.
 

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