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Es Noticia

El año que volvió el baloncesto

Periodista desde 2000. Fundador de ElDesmarque.


Uno no sabe a ciencia cierta qué diablos ha pasado en el Cajasol para pasar de mendigar por la ACB a instalarse en la aristocracia del baloncesto nacional. Llegó  Leo Chaves a la dirección general; los galones de la dirección deportiva recayeron por completo en Juan Llaneza con la salida de Oriol Humet y José Luis Mateo; la puerta se abrió de par en par para el subversivo Milisavljevic y el gélido Ignerski; el club dio la bienvenida a un entrenador ambicioso, con ganas de hacer carrera, como Joan Plaza, que se trajo de la mano de Zan Tabak; Diego Ocampo, a quien ponen por las nubes desde las oficinas al parqué, se quedó en Sevilla y no acompañó como ayudante a Pedro Martínez; apareció un base implicado y con calidad, Earl Calloway, después de una temporada gafada en esa posición; Tariq Kirksay fue un mirlo blanco y casi nadie apostaba por el campañón que luego ha hecho; Juanjo Triguero se ha puesto las pilas, sobre todo atrás; Dusko Savanovic se ha destapado como el jugadorazo que demostró en Kazán, con Kirksay de compañero; Andrés Miso ha respondido varias veces saliendo del banquillo; el compromiso de Ty Ellis jugó malas pasadas, por su exceso de estrés, pero también buenas, en defensa y en ataque; Tomas Satoransky y Joan Sastre han hecho un máster acelerado al lado de figuras de la ACB…
En fin, un cóctel en el que hubo paciencia, trabajo y buen ambiente para que echase a rodar el proyecto, pese a los tres primeros guantazos que se llevó el equipo en la Liga, más el fiasco burocrático con Josh Asselin y deportivo con Maurice Ager.
Acaso la falta de experiencia de Chaves, aunque estuviera en el club como consejero hace unos años y como técnico en los inicios de la entidad, haya sido suplida por responsabilidad delegando funciones en quienes sí saben de qué va el tema o incluso su presencia haya hecho que mejorase la relación con las peñas respecto a la etapa del recto Humet. Acaso la sensibilidad en el diálogo, en la psicología para con los jugadores, haya llevado a Plaza a dar con la tecla en Sevilla, donde las excusas de los técnicos venían de fábrica antes incluso de comenzar a competir. Acaso la mano, en el sentido de ayuda, de cierto cajista que no es de la directiva pero sí conoce el mundo al dedillo hiciera que Kirksay y Calloway decidieran firmar por el Cajasol. O acaso Savanovic, aunque sólo sea por el hecho de que acababa contrato, quería garantizarse equipo por varios años y por eso ha rendido como una estrella de la ACB.
Insisto, no tengo ni bendita idea de por qué, pero éste ha sido el año que volvió el baloncesto a San Pablo. Al fin. 
 

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