¿Renovamos o qué?

Clasificados para la Copa antes de jugar los dos últimos partidos. Impresionante. Y, más espectacular aún, con ansias de dar la campanada en algo, bien en Bilbao, bien en la fase por el título si el equipo sigue remando todos a una. En Sevilla se ha generado un espíritu que hace años estaba arrinconado por el baloncesto. Una ciudad como ésta, futbolera a tope, necesita el impulso de los resultados para crear interés por otro deporte. 
Una directiva debe ir por delante de los acontecimientos, pensar a medio y largo plazo. Le ha funcionado, pese a los batacazos con Asselin y Ager, la plantilla pergeñada gracias a la cabeza visible del proyecto. Joan Plaza renovará automáticamente si mete al equipo entre los 12 primeros de la competición, el mismo premio que tenía Pedro Martínez, pero éste no quería vincular su continuidad a los objetivos y... perdió el pulso.  
Toca plantear el futuro de la plantilla con tantos meses por delante. Hay riesgo, claro, en cerrar renovaciones tan pronto, pero también lo hay si no apuestas por alguien adaptado en quien confías y llegan ofertas suculentas de Valencia, Vitoria, Italia o Rusia. Hay dos piezas del plantel que más valdría atarlos. Dusko Savanovic y Tariq Kirksay. 
El serbio se ha multiplicado ante los problemas en el puesto de ala-pívot y ahora es uno de los jugadores interiores con mejor rendimiento de la ACB. En su segundo año en España sí que está siendo el hombre talentoso que mostró en Kazán. Su compañero en Rusia y en Sevilla, el alero galo, ha sido un regalo del cielo. Barato, líder en el vestuario, anotador, reboteador, nada egoísta, feliz en el club y la ciudad, a Kirksay le falta la guinda de prolongar su estancia en San Pablo por una o dos temporadas. El galo quiere retirarse en el sur de España, donde está encantado.  
Para hacer que este éxito copero no sea flor de un día y motivar a la plantilla con vistas al play off, no estaría de más teclear el número de los agentes del balcánico y del francés neoyorquino para una primera toma de contacto. Para empezar, en el club ya saben que ambos se quieren quedar. No es mal inicio para una negociación. A por ellos.