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Es Noticia

Por los feudos de Jose Mari

31 años siguiendo la información del Athletic.

 


“La peña de Gorbea es una de las maravillas más sorprendentes de la naturaleza en la Península Ibérica, y sólo siento no ser pintor para transmitir por medio del pincel un cuadro exacto de su grandeza. Desearé por tanto, que la descripción siguiente pueda servir, cuando menos en su sencillez, para convertir la atención de viajeros a esta montaña mágica”. Moritz Wilkomm (1850).
Dice Jose Mari, pastor de Itxina, que por nada cambiaría lo que lleva haciendo prácticamente desde que nació, pastorear por Itxina.
 
De igual manera, pero con un propósito diferente al de mantener el rebaño saludable, llevo casi 20 años recorriendo cada rincón de este paraíso kárstico, con el humilde propósito de recogerlo en imágenes.
 
Recuerdo con especial claridad el primer recorrido “serio” que hice, un día de invierno, de cuando los inviernos eran inviernos. Entrar por el Ojo de Atxulaur, recorrer el sendero con las pisadas de alguna cabra despistada como única marca hasta las campas de Lexardi, feudo del bueno de Jose Mari, mirando de reojo el imponente agujero de la sima de Lezabaltz. La txabola, bajo una gruesa capa de manto blanco, se mantiene impertérrita durante años, no es nuevo para sus ojos ni las nevadas, ni los vientos, ni las temperaturas gélidas que soporta desde su increíble atalaya. Esta en un lugar privilegiado.
 
En la txabola de Lexardi, como así se le conoce, Jose Mari ha pasado buena parte de su vida;  haciendo quesos, esquilando, engordando algún cerdo, y sobre todo llevando las ovejas de un lugar a otro, buscando ese bocado de hierba fresca, esa sombra que aplaque la canícula veraniega, o recogiéndolas junto a la txabola, cuando algún “run-run” aconsejaba guardarlas y que no se las zampe el lobo, que por aquí, también acostumbraba a pasearse.
 
Desde la txabola, y con la nieve mas cerca de las rodillas que del suelo, nuestro siguiente destino era la nevera, Neberabarri. Había oído hablar de ella, que “había un lugar en Itxina en el que se recogía la nieve, para, en burros primero, y carro de bueyes después, bajar el hielo a Bilbao para alegrar sorbetes y granizados”. Pero no me imaginaba la historia así.
 
Por un dificultoso sendero, rodeado de hayas naciendo en lugares increíbles, se llega a un imponente agujero natural, de unos 26 m. de profundidad, con una construcción en piedra a modo de puente, que facilitaba la extracción de la nieve, y así subir y bajar al fondo de la sima, para, por medio de un sistema de capas de helechos y nieve, conservar el volatil material todo el año. Era esta de Neberabarri una de las mas importantes de la Bizkaia del S. XVII, por su tamaño y la capacidad de almacenar el hielo durante todo el año.

 
 
Escuchando las historias que sobre Neberabarri contaban mis compañeros, fuimos ascendiendo por las lomas de Ipergorta, balcón sobre el barranco de Zastegi, y mirador por excelencia del punto mas alto del Parque Natural de Gorbeia, Gorbeiagane, famoso por albergar en su cúspide la Cruz.
 
De vuelta al coche, resonaban en mi cabeza las historias sobre Itxina que con interés había escuchado todo el día. Y que todavía hoy, sigo buscando.
 
 

 
 

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