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Con E de Entrenador, de Europa... y de Exigencia

Quique Setién, en el partido ante la Real Sociedad (Foto: Kiko Hurtado).
Gabriel Galán

Cantan muchos béticos que su Betis juega al fútbol con ese duende que da la tierra, delante de su gente que le sigue sin rechistar y gritando 'Viva el Betis' tanto si gana como si pierde, un Betis "güeno" de verdad. Y siguen cantando muchos béticos que el Betis de ahora es "güeno", pero que aún está por ver. Si es de verdad o no habrá que comprobarlo a final de temporada. Europa, ahí está.

Porque el bético exigente, que los hay, y muchos, ya está cansado de temporadas mediocres. De ver pasar el tiempo sin llevarse una alegría de las buenas y no sólo por ganar el derbi o al Madrid en su campo. Que tiene su mérito, pero no lo es todo. Este Betis, el que ha conformado Lorenzo Serra Ferrer, que es capaz de meter a más de 50.000 béticos y béticas en su estadio, tiene nivel para entrar en Europa, no sólo para pelear. Y, sobre todo, porque los rivales ni tienen mejor plantilla ni están hechos para este reto. Léase al Éibar o el Girona, por citar dos ejemplos.
Lo que sí diferencia a estos equipos, y por eso están donde están, es que cada día se exigen ser mejores. Ahí está la clave, ahí está la palabra clave: Exigencia, con E, como Europa. Una palabra que Serra siempre ha tenido en su boca y que cuesta encontrar ahora en Heliópolis. Exigencia no es pensar que este año es el de la tranquilidad, que este año es el bueno. Exigencia no es quedar el ocho, el nueve... o el 13. Exigencia no es dejar morir al filial, como si diera igual, porque ya con subir a ocho jugadores al primer equipo hay bastante. Y exigencia no es dejar pasar la oportunidad de ser un entrenador importante en la historia del Betis. Exigencia, con E, como Entrenador... como Enrique.
Enrique Setién sabe que su trayectoria en los banquillos ha dado un salto exponencial esta temporada, porque entrenar al Betis no debería estar al alcance de muchos. Desgraciadamente, sí lo ha estado en los últimos años y así (de mal) le ha ido al Betis. Setién tiene en su mano, en su pizarra y en sus ideas convertirse en un entrenador de verdad. No ser recordado por esos sistemas donde el 3-6 en contra era mejor para él que el 0-0. Donde el portero del Betis se podía, y hasta debía, convertir en una mezcla entre Vidakovic, Cardeñosa o Calderón. Donde los béticos se preguntasen qué se había fumao su entrenador antes de los partidos. En su mano está.
Exigencia es la palabra, la que debería llevar al Betis a recuperar un sitio importante en el fútbol nacional. La que debería llevar al Betis a pelear por el Villarreal y el Sevilla, y el que se quiera apuntar, a luchar por la quinta y sexta plaza. El que diga otra cosa o está ciego o no es exigente. Con este plantillón, sí, con este plantillón, este Betis está capacitado para viajar por Europa la próxima temporada. Pero si no hay exigencia no habrá ni Europa... ni Entrenador de verdad.

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