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La voluntad sin magia


El Sevilla sufrió ante el Levante una experiencia que, lamentablemente, no le es nueva. Dominó el partido, controló la pelota, cercó el área rival, agobió a base de córners... pero todo eso estaba en el guión ya que los de Juan Ignacio Martínez compiten entre sí jugando a voleas. La lucha era otra, superar el muro granota y batir a Munúa.
Fue ahí donde el conjunto nervionense volvió a fallar. Falto de profundidad y puntería, su partido recordó a tantos otros. La visita del Granada el curso pasado o el encuentro en Vallecas de hace dos meses son ejemplos válidos.
Dijo Albert Einstein que en los momentos de crisis solo la imaginación es más importante que el conocimiento. Es lo que le faltó al Sevilla, imaginación. Por ello Míchel recurrió a un Reyes que está muy lejos de ser el que fue; porque el utrerano, al menos, gira sobre sí mismo e intenta inventar espacios aunque su mal momento le haga entregar demasiados balones al contrario. Rakitic, que es quien está llamado a hacer magia en partidos como el de este domingo, apenas hizo acto de presencia.
Resume bien la situación el hecho de que fuese Medel quien dispusiera de buenas ocasiones y no el croata. La voluntad, en lugar del arte. El chileno ocupó zonas más peligrosas que Ivan, que debería actuar entre líneas pero se limitó a no complicarse en el mediocampo, acudiendo a recibir y entregándole el balón de cara a los centrales. Fazio tuvo más determinación y causó mayor sorpresa que él.
Tras el partido, comentó Míchel que cuando un equipo juega así lo lógico es que gane. El cineasta Alfred Hitchcock le habría respondido: "Hay algo más importante que la lógica, la imaginación". Y es que el Sevilla fue demasiado previsible. Solo impacta su amplia variedad en la estrategia. Por lo demás, y mientras los centros de Navas no encuentren rematador, se extraña fútbol por el centro, del que rompe líneas a base de talento y descaro.
 

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