Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros con fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada (recopilan datos sobre tus gustos y perfil).

Si continúas navegando por el sitio, estás aceptando su uso.

Puedes rechazar la utilización de cookies u obtener más información al respecto en nuestra Política de Cookies

A través de cualquiera de las páginas webs del Grupo tiene la opción de personalizar las cookies tal y como desee.

Es Noticia

La despedida del periodista que ha seguido a Sergi Mingote hora a hora en su mortal ascenso al K2

José Manuel Amorós

Me tiembla todo ahora mismo. No sé ni cómo puedo estar escribiendo estas líneas ahora mismo. Se me encogen los dedos. 

Hace unos minutos, me llegaba la noticia. La noticia de que Sergi había fallecido mientras volvía al Campo Base del K2. Volvía tras haber trabajado durante días en la montaña e ilusionado de poder volver a ella en las próximas horas cuando las condiciones climatológicas mejoraran. Volvía para llegar a la cima y hacer historia. Ilusionado, me lo contaba hace tan solo unas horas. No me puedo creer que ahora solo pueda escribir esta humilde despedida que me sale del corazón.

No os lo voy a negar, hace justo un mes hablaba con Sergi por primera vez. Seguía su historia, sus cimas y sus retos desde hace un tiempo, pero la creación del nuevo Deportes Cuatro Noche me lanzaba a contar su historia, a poder hablar con él. Ahí, durante una cena fuera de casa, Sergi me respondía con la arrollante predisposición y con la alegría que iba a marcarme en las siguientes semanas. Solo un mes, está claro, pero no es habitual en esto del periodismo que un deportista acceda a todo lo que le requieras sin ningún tipo de problema. Esa misma noche, me confirmaba que nos abría las puertas de su casa en sus últimas horas antes de viajar para entrar en directo en el programa. ¿Cómo le puedo agradecer, cómo le puedo rendir las gracias a alguien que me presta sus últimos momentos en casa, antes de encaminarse al llamado reto imposible, en lugar de estar con su familia y amigos? Ya entonces, Sergi me empezó a parecer un buen, un gran tío.

Esa misma noche, me dejaba el contacto de su mujer, Miriam, para cualquier cosa que necesitara de su aventura. También mandaba su racetraker para, como el mismo me decía en un audio de WhatsApp, “poder saber dónde estoy en cada momento, al segundo”. Desde ese día, casi cada mañana, Miriam me mandaba imágenes de Sergi. Su vuelo sobre un Nepal nevado, su llegada a Islamabad, su encuentro con los compañeros de hazaña… Todo un material de imágenes, audios y mensajes que servirían para contar su día a día en ElDesmarque, el diario de un humano que iba a vencer a la montaña.

Sergi Mingote me ‘acompañó’ cada día de mis navidades. Sus primeros intentos, sus primeros trabajos en montaña, sus primeras subidas de material, la pérdida de ellos por el viento. No hubo comida, ni cena familiar en la que alguien de mi familia o amigos no preguntara por “¿cómo va el Sergi?”. Hacía apenas 15 días que había hablado con Sergi por primera vez y ahora casi todo giraba entorno a su intento de ascenso a la montaña más peligrosa del mundo. Yo, desde Madrid, me sentía uno más al pie del K2. 

Con mi vuelta a la redacción, mi seguimiento aún iba a crecer más si cabe. Su mujer me hacía llegar su número de teléfono por satélite. Algo que tampoco olvidaré nunca. Sergi no tenía todo el tiempo del mundo para hablar en plena montaña, a temperaturas de 45ºC bajo cero, a vientos de más de 100km/h. Y su mujer, a la que no puedo quitar de mi cabeza ahora mismo, me cedía unos minutos de conversación con él para hablar conmigo, con nosotros. Llamada tras llamada que me demostraban de nuevo la personalidad de Sergi. En condiciones extremas, con hielo pegado en la ropa, cargado con kilos de material y acostado sobre una pequeña cornisa del coloso me transmitía una tranquilidad, una alegría, un positividad que me hacía sonreír. Repito en mi cabeza mi última conversación con él hace apenas unas horas. Varios compañeros se acercaban a escuchar su experiencia, alucinando. Yo llevaba alucinado desde hace semanas cuando me adentré en conocer el sueño de Mingote. Tras colgar el teléfono, le confesaba a mis compañeros: “Es muy grande este tío. Si le pasa algo, lo voy a pasar muy, muy jodido. Me ha tratado tan y tan bien siempre…”. Ahora, solo hago que repasar las conversaciones en mi cabeza una y otra vez.

Estas líneas son solo mi muestra de respeto, de agradecimiento, de admiración hacia Sergi y los suyos. Si solo con apenas un mes de conversaciones y de imágenes, ahora estoy en shock con la noticia, no puedo imaginar cómo estará su familia y amigos. Aquellos que, el 17 de diciembre, me confesaba que eran “lo más importante de su vida y están por debajo de los 8.000 metros, y por ellos querría volver a casa”. Ahora, solo puedo mostrarle mi cariño a ellos, a su familia.

Sergi, eras un buen tío, un gran tío. Gracias por estas semanas, gracias por todo. 

Escribir comentario 0 comentarios
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar