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El jeque, para lo bueno y para lo malo

 

El Málaga se descompone, el sueño de las mil y una noches duró dos años. Hay algo que se nos escapa en esta situación, quizá la incomprensión de la lógica con la que funcionan los aún propietarios del club. Tras este periodo de inversiones fortísimas, sorprende esta retirada súbita. Igual que existen impagos, se ha abonado una barbaridad de dinero en traspasos estos dos años, más que en toda la historia anterior de todos los Málagas juntos. Y el grueso de esos traspasos están ingresados a los clubes de origen de los jugadores que hoy están en la lanzadera. Hace dos meses y medio, el jeque se daba un baño de masas tras ganar al Sporting, salía al balcón del Ayuntamiento. Hace dos meses, Ghubn ofrecía una populista rueda de prensa que inflamó el orgullo malaguista. Un revisado ahora de esa comparecencia resulta tétrico.
 
¿Qué ha pasado en este periodo de tiempo? Las peculiares soflamas vía Twitter de Al Thani hace un mes dejan algunas pistas, pero hay algo que se escapa. Si el jeque ha puesto a alguien que no ha respondido a cargo del club y éste se ha llenado los bolsillos, la culpa es suya por una mala elección. Igual que se critica a un entrenador cuando no pone a los jugadores adecuados. Si audita para vender, si vende a sus activos para recuperar dinero, si deja de pagar, si los politicos no cumplieron, si la prensa intoxicó... Las excusas para justificar la marcha de Al Thani pueden ser miles. Pero aquí, si hay un responsable, es el jeque. Si lo fue para ilusionar como nunca jamás al malaguismo, también lo es de esta inenarrable caída. Desviar el disparo a sus subordinados es erróneo.

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