El sur sigue quedando muy abajo
Hubo un tiempo no muy lejano en el que la competición doméstica era el recelo de Europa. Dos gigantes frente a frente por el cetro. Y un equipo llano que obtuvo la identidad de un líder espiritual que le consolidó en las alturas. Tres primeras espadas, una Liga y diecisiete intrascendentes que se repartían las migajas.
Una competición vertiginosa, sí. Así lo atestiguaban los paseos militares que nos brindaban estos tres escuadrones en cada campo que visitaban. Los éxitos deportivos, tanto nacionales como europeos, aumentaban la inyección económica de estos tres conjuntos. La del saco y la avaricia solo era cuestión de tiempo.
Y así ha sido. Fichajes millonarios que conllevan rendimientos no deseados. Desembolsos innecesarios y plantillas más reducidas... y más envejecidas. Esta temporada, y pese a que el Real Madrid, líder incontestable de la máxima competición nacional, ha protagonizado una primera vuelta inmaculada, LaLiga Santander está aún por decidir: "¡Pero si el Barça sufre por colarse en puestos Champions y el Atleti del ‘Cholo’ está en puestos de Europa League!". Cómo hemos cambiado.
El sur sigue quedando muy abajo
Inmersos en la jornada veintiséis, Sevilla FC y Real Betis completan el pódium de honor nacional. Los conjuntos de la capital de Andalucía, esa que está situada al sur del país, están firmando una campaña de postín. Julen Lopetegui y Manuel Pellegrini son las caras visibles de dos proyectos al alza. Y así lo reconocen sus respectivas aficiones. Sin embargo, desde la capital del reino se echa en falta ese reconocimiento.
No nos vamos a engañar. Una Liga sin las tres bestias peleando por el trofeo vende menos. Bastante menos. Y eso que Sevilla, como ciudad, encarna a la perfección la pasión que mueve este bendito deporte del balompié. Pero claro, jamás serán Atlético de Madrid o FC Barcelona. Y no es que sus plantillas tengan nada que envidiar a estos dos. No es opinión, son números en forma de clasificación. El problema es que para mirar a la zona noble de la tabla hay que hacerlo hacia arriba. Y ya sea por cuestiones meramente deportivas o extradeportivas, el sur sigue quedando muy abajo.