Dudar del compromiso de este Athletic Club me parece gratuito, equivocado e irritante. Orgullo, ganas, compromiso son los únicos atributos que exibe este grupo de jugadores desde que comenzó la temporada.
Tenemos la insana costumbre de achacar a la falta de actitud cualquier derrota, empate o resultado que no satisfaga nuestro ego Athletizale y obviamos lo evidente, al Athletic le falta fútbol. El Villarreal era una buena piedra de toque para que el Athletic se sacudiese el letargo futbolístico que le acompaña durante toda la temporada y diese la medida de las posibilidades que se le suponen, aunque habría que hilar muy fino para determinar cuales son. Sin embargo, tras unos minutos de tanteo se pudo comprobar que la pasión es imprescindible en el fútbol y en la vida pero no alcanza cuando de imponerse a un buen rival se trata. El medio campo no existe, los jugadores que ubica el Cuco en esa parcela están atenazados sabedores de que su momento de forma no es el que desearían. Perseguir sombras es una purga que los San José y compañía realizan en demasiadas ocasiones y sin creación dificilmente puede haber finalización. Una vez más surgió poderosa la figura del recién renovado Aduriz para convertir en brotes verdes lo que hubiese sido la desazón mas absoluta de mediar una nueva derrota.
Por Alfredo Irasuegui, periodista