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Juan Palomo (Linares, Dorado, Fernández...)

Víctor Fernández en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva (Foto: Daniel Marzo).
Pedro Bellido

El mercado de invierno está dejando en pelotas a toda la zona noble del Real Zaragoza. Mientras Víctor Fernández (sobre todo) y sus jugadores hacen lo que buenamente pueden para escapar de una situación clasificatoria tétrica, los días pasan sin que ninguna de las personas que deben velar por el club con traje y corbata haga nada por echar una mano a los que van de corto (cada vez más). El desarrollo del mercado de enero, vital para un equipo que pide ayuda a voz en grito, ha dejado claras dos cosas: ni los patronos del club son hombres de fútbol ni los hombres de fútbol del club tienen recursos que ofrecer a los patronos.

La inminente salida de Perone (cuyo agente ya advirtió a final de 2018 que se produciría tal y como se va a producir, casi al final de enero de 2019) ha evidenciado que, hoy por hoy, quienes guían los designios deportivos del club están completamente fuera de cacho. Están a punto de cerrar el mercado con el bagaje de haber sacado de la plantilla al defenestrado Buff, a un central con todavía mercado como Perone y tener todos los problemas del mundo para traer a dos veteranos futbolistas en los que ni siquiera habían pensado. Ambos fueron ofrecidos de la misma manera que se ficha en el fútbol boina, por amigos de amigos de... Porque si Dorado y Linares acaban viniendo no será ni por decisión técnica ni por maestra jugada táctica. Será porque ellos, como Víctor, sintieron la necesidad de ayudar al equipo de su tierra en un momento crítico y, alguien, puso al club sobre su pista. Algún día les contaré también el inicio del regreso de Víctor...

Pero ojo que los días pasan. Dorado, que tiene un ofertón de Las Palmas encima de la mesa, aguarda que el Rayo ablande su salida...o que el Zaragoza mejore su oferta con un año más de contrato. Y Linares, de la mano del abogado antes capitán Javi Paredes, es ya ‘persona non grata’ en Reus por sus esfuerzos para ser blanquillo. El delantero de Fuentes de Ebro le pone el apellido taurino al ‘Tancredo’ que se están marcando en las oficinas del club en este mercado de invierno. Todos escondidos detrás del burladero mientras Linares, Dorado, el entrenador y los soldados que tiene a su disposición caminan como Juan Palomo. Más solos que la una. Guisando todo para que se lo coman otros.

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  1. Fran FK

    ‌No puedo estar mas de acuerdo. Tenía confianza en Lalo y demás directivos del club, eso ya es pasado. Creo además que son dos jugadores que no aportarán mucho y que sólo chuparan de un presupuesto salarial (injusto) que da signos de la poca vida que le queda, si no se remedia, a este gran club