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El clásico aragonés es muy del griego

Samaras durante su presentación (Foto: Dani Marzo).
Pedro Bellido

Hoy me llamó el clásico aragonés. Estaba muy disgustado. Se había enterado de que en el entrenamiento de esta mañana en la Ciudad Deportiva, Samaras se había tenido que quitar las botas y volver a calzar las zapatillas, en claro síntoma de que su estado físico no está ni siquiera cerca de lo ideal. La sensación de que el delantero está para pocas monsergas ha dejado muy tocado al clásico aragonés, que tenía puestas muchas esperanzas en la llegada del delantero. Ya no encajó muy bien que Raúl Agné no le convocase para el primer partido –“si es porque no se podía mover, menos se movió Irureta en el gol del Levante”- me soltó a quemarropa.

Y es que aunque el clásico aragonés se vino muy arriba con el fichaje de Samaras, los acontecimientos alrededor del delantero le están quitando poco a poco la ilusión. Cierto es que le hace falta muy poco para venirse arriba…y abajo. “La gran seca y la gran remojada, así somos aquí, chiqué”, dice constantemente. “Lo que no entiendo es que después de varios entrenamientos parece que va p’atras en vez de p’alante”, se queja amargamente.
La duda del estado físico verdadero de Samaras está empezando a hacer mella en el clásico aragonés. Si el delantero griego tampoco va convocado para jugar en Alcorcón, como parece, el ánimo de nuestro seguidor va a empezar a tornarse en malo. O muy malo. “Con lo que me gusta a mí el griego, a ver si no va a poder jugar ni un partido hasta marzo… y de la lotería del fichaje no nos toca ni la postura”. Seguiremos informando.

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