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Es Noticia

Ettore

Mariano Pozo


Una de mis aficiones cuando el tiempo libre me lo permite es ir escaneando parte de mi archivo de negativos, que suponen decenas de cajas con miles de tiras. Es como lo de la caja de bombones de Forrest Gump, nunca sabes qué te puedes encontrar. Y uno de mis últimos hallazgos es la imagen que acompaña a este artículo. Para muchos una foto simple, pero para mí es la imagen de dos viejos amigos. El de la derecha, es Larry Boston, un jugador al que tuve la suerte de conocer en 1984 cuando fichó por el Caja de Ronda. Nos convertimos en dos amigos inseparables y vivimos multitud de experiencias y aventuras juntos, algunas de ellas relatadas en este blog. El señor de la izquierda es mi querido amigo Ettore Stecchini.
La historia del baloncesto de Málaga está escrita con multitud de nombres, personas que con su grano de arena hicieron crecer este deporte para poder llegar a donde está en la actualidad. Ettore fue uno de ellos, un enorme desconocido para muchos porque él siempre quiso estar en la sombra, pero que aportó mucho en unos tiempos en los que las cosas en el deporte de élite no eran tan fáciles como ahora.
Ettore fue una persona que tuvo un enorme contacto con el jugador, les sirvió de confidente, de apoyo, de consejero… Fue un enlace entre el propio profesional y la cúpula del club, de la que él formó parte durante algún tiempo. Y no solo eso, Ettore ayudó económicamente a jugadores en unos tiempos en los que los sueldos no son los actuales. Hizo de padre de muchos y solucionó multitud de papeletas. Su restaurante, Trastevere,  siempre estuvo abierto para quien lo requirió.
Fue un visionario al abrir el Basket Bar Trastevere, un lugar que se convirtió en el punto de referencia del baloncesto malagueño y donde se vieron los primeros partidos de la NBA en esta ciudad. Todos los equipos que jugaban ante el Caja Ronda siempre cenaban en Trastevere la noche del partido. Por allí han pasado leyendas del basket de la talla de Mike Fratello, Kenny Smith o el mismísimo Kareem Abdul Jabbar, y precisamente allí nació la amistad entre Ettore y Sergio Scariolo quien se enamoró de los espaguetis vongole de Trastevere y, por supuesto, del enorme corazón de Ettore.
Pero si algo le caracterizaba era que se trataba de un hombre de palabra, de esos que escasean hoy en día. Lo que decía lo cumplía. A mí me conoció siendo un adolescente y siempre me trató como a un adulto y con un enorme respeto, el mismo que le profeso yo a él y a su memoria.
Soy de esas personas que piensan que hay que darle a cada persona el lugar que se merece, y para mí Ettore tiene un lugar privilegiado en el crecimiento del baloncesto en Málaga, por ello me emocioné mucho cuando Sergio Scariolo le dedicó una de sus muchas victorias con el Unicaja, igual que me emociono recordándole ahora, porque tengo grabado a fuego a aquellas personas que estuvieron a mi lado en mis inicios y Ettore fue uno de ellos.
Y, mientras, esta foto me ha hecho recordar su sonrisa, su inconfundible voz y los buenos momentos que tuve la suerte de disfrutar con él.

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