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Es Noticia

Una Copa más

Mariano Pozo


Una de las muchas razones por la que me gusta acudir a la Copa del Rey de baloncesto cada año es porque, en cierto modo, para mí significa una vuelta a mis raíces. Un reencuentro con personas, caras conocidas, amigos y gente con la que me agrada encontrarme, con la que me siento bien. Son personas que llevo viendo de una forma u otra desde hace 29 años en algunos casos. No hace mucho lo comentaba con alguien vinculado al Unicaja, desde los tiempos del Tiro Pichón o Ciudad Jardín hasta el Carpena, cuando miro a la grada, siento la sensación de que estoy en casa, veo gente cercana, gente que aprecio y que sé que me aprecian. Eso mismo me sucede en las diferentes Copa del Rey a la que he asistido.
Durante cuatro o cinco días trabajo con los mismos compañeros de la ACB desde hace ya unos cuantos años y que te hacen sentir bien, muy bien, a lo largo de las duras horas de trabajo de lo que significa organizar y llevar a cabo una competición como ésta. Y en esta edición, además, he podido disfrutar de la compañía personal y profesional de Emilio Cobos, un joven fotógrafo con un enorme bagaje a sus espaldas y un gran futuro por delante (si los intrusos le dejan…) o Marcel, el hombre tranquilo, un pedazo de compañero con el que me entristece trabajar sólo cuatro días al año. Mario Hernando, con quien comparto baloncesto y amistad desde hace décadas ya, Ian Serra que facilita siempre las cosas y siempre con una sonrisa en los labios. Y podría seguir con más nombres, pero no me quiero dejar a nadie atrás, lo verdaderamente importante es que cada Copa me llevo un entrañable recuerdo de todos y cada uno de ellos.
Luego el entorno, los viejos amigos, los reencuentros, los abrazos sentidos, los recuerdos…
Este año he tenido dos encuentros que me han llegado dentro muy especialmente, uno ha sido con mi compadre Valdemaras Chomicius, que desde que entrena en Rusia no tenemos la suerte de vernos tanto como hace unos años. Sólo unos minutos entre partido y partido para recordar viejos tiempos y desearnos lo mejor y, sobre todo, que nuestros caminos se crucen de nuevo muy pronto. Y, como no, el reencuentro con mi hermano Tomás Jofresa, alguien con quien tengo una afinidad muy especial. Hay muchas cosas que me unen a esta persona, y siempre hablando desde el sentido más profundo de la palabra. Puedes compartir solo un minuto con él y marcharte con el alma plena y la sensación de haber pasado horas hablando. Creo que eso es la definición certera de la palabra amistad, no tienes que ver a alguien cada día para sentir que estas cerca de él. Eso es lo que me pasa con mi amigo Tomás.
Otros amigos con los que he tenido la suerte de cruzarme han sido Santi Abad, Audie Norris, Joe Arlauckas, Galilea, y un larguísimo etcétera que el baloncesto ha tenido a bien ofrecerme. De todos ellos me llevo una sonrisa, un abrazo y un hasta pronto que ojalá se produzca con puntualidad.
Un año más, una Copa más. Ojalá vengan otras muchas por delante. Se agradece vivir estas sensaciones al menos una vez al año.

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