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Dientes de leche

Mikel Oyarzabal celebra la clasificación de la Real Sociedad ante el Atlético en Copa del Rey (Fo
Ion Urrestarazu

El domingo pasado por la mañana me hice viejo de repente. Al amanecer mi hijo de seis años y medio me despertó emocionadísimo diciendo que ya por fin se le había caído el diente. Encendimos rápidamente la luz y ahí estaba esa pequeña obra de arte entre las sábanas y la almohada. La verdad es que el shock gordo me lo llevé unos días antes cuando me dijo que se le movía, en ese momento pensé que el mundo, la vida, iban a una velocidad y yo, a otra.

Son muchos los cambios que van produciéndose en las criaturas de estas edades tan tempranas pero lo de los dientes es como el primer signo de pre adolescencia, ese pasaporte que sellan con destino desconocido, un paso adelante en una evolución irremediablemente galopante y que arranca en total aceleración. La caída de los dientes de leche supone (además de estar unas semanas con la cara del señor Barragán) la antesala de los dientes definitivos. Esto suena a que una vez que tengas todos los definitivos vas a ser como uno de esos terribles dinosaurios carnívoros que tanto le gustan a mi hijo y que nadie va poder con tu poder letal de ataque. Por eso a veces pienso que nuestro equipo está aún con los dientes de leche, o con algunos al menos. No puedo olvidar ni olvido cómo va a hacer ahora un año ganamos una Copa en una final inédita, histórica y que muy probable no volvamos a vivir los que ninguno de los que estamos vivos a día de hoy. Y evidentemente no lo digo por la pandemia sino por el rival que fue. Un título de muchos quilates. Tampoco puedo olvidar ni olvido la trayectoria de estos últimos años calcificándonos para Europa, las participaciones en Champions y que somos de los primeros de la liga de los terrenales, siendo un club de cantera y sufriendo calamidades arbitrales cada dos por tres.

Sin embargo, y a pesar de todo eso, que no es poco (a cuántos les gustaría) llegan partidos como los cuartos de final de Copa o la visita al Santiago Bernabéu y te quedas con las ganas. Te quedas con las ganas de ver el colmillo de la Real. Ese que sabemos que tiene y que ha sacado en más de una ocasión a relucir, pero que otras muchas veces se queda escondido y la carta de presentación se queda reducida a una dentadura sin terminar de hacer y con poca mordida. Mirando datos y estadísticas se ve que cuando tenemos que morder a los de arriba parece que luchamos con los dientes de leche, cuando ese proceso tenía que haber quedado atrás hace tiempo. Hoy hay otra batalla a campo abierto, inmejorable oportunidad para enseñar y usar los dientes de verdad, los definitivos. Va a ser la primera vez que vea Andoni a la Real y ahí estará, con un diente menos, pero con un hambre voraz de debutar con victoria en su larga historia de partidos que le quedan por delante.

P.D. Qué decir de nuestro capitán que no se haya dicho ya. Ánimo y fuerza, te esperamos.

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