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Es Noticia

No bajemos el listón

Los jugadores de la Real Sociedad, en el gol de Iago Aspas. (Foto: LaLiga).
Ion Urrestarazu

“Que los árboles no te impidan ver el bosque” dicen algunos en plan filósofo. Y que un gol casi en el último minuto no te maquille lo que fue otro pésimo partido, que digo yo.

Cuando tras casi 80 y pocos minutos de inoperancia sacamos ciertas lecturas positivas como que Rulli no transmitió su habitual inseguridad y que no realizó errores de bulto que costaran goles, es que estamos bajando el listón hasta límites muy pocos recomendables. Destacar apenas dos o tres arrancadas de Theo que no terminaron de generar superioridad y en definitiva peligro para el equipo rival, es seguir poniendo el listón demasiado bajo.

Nunca nos hemos destacado por ser una afición crítica y dura con nuestro equipo, siempre dando ese margen de confianza, demostrando paciencia y comprensión con el que no acierta o no termina de adaptarse. Incluso poniendo la otra mejilla una y otra vez. Y las que han hecho falta. Y las que harán.

No me arrepiento ni avergüenzo de ninguna de esas cosas, es más, lo considero bueno y propicio para la estabilidad general del club. Sin embargo, de eso a conformarnos con tan poco hay una gran diferencia. Tras un partido más seguimos en la búsqueda de esa Real que sobre el papel se perfilaba como un equipo sólido y sobre todo heterogéneo. Capaz de alternar de sistema, de amoldarse a las circunstancias según fueran las necesidades de cada momento.
Capaz de mantenerse igual de fiable con unos u otros jugadores. Capaz de jugar en un mismo partido de varias formas diferentes.

Y por el momento, nada de nada. Nuestro jugador más destacado partido tras partido es un defensa de la cantera que lo mismo rinde a gran nivel de
central que de lateral derecho. Y si jugara en punta o de portero seguro que seguiríamos destacándolo como el mejor cada jornada. Muy poco bagaje para estar ya en noviembre.

El entrenador sigue transmitiendo cero preocupación y como esto siga así, me voy a empezar a creer que soy yo el que va en dirección contraria y no todos esos coches que vienen de frente tocándome la bocina y dándome las largas. De momento me considero lo suficientemente cuerdo como para pensar que el listón está muy bajo y que no se puede bajar más. A la misma velocidad que suba, subirá también mi ilusión por ver cada partido de la Real con la confianza
de que su juego me divierta y pueda celebrar goles o jugadas de mérito. Jugadas bonitas, que me hagan saltar del asiento y que cuando suene el pitido final me salga levantarme y aplaudir con ganas. Es todo a lo que aspiro, a divertirme un poco con el equipo de mi vida. ¿Acaso es tanto pedir?