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Es Noticia

Enseñanzas en el Infierno

La afición del Real Zaragoza antes del partido ante el Dépor (Foto: Real Zaragoza).
Manu González

"En Segunda división también podremos ser felices". La frase, del escritor Félix Romeo, gran zaragocista fallecido en 2008, refleja por fin una realidad actual. La de una afición que parece haber recuperado las ganas de disfrutar. La voracidad de unas gradas a reventar; la desvergonzada juventud de la mayoría de los futbolistas; la comunión de la afición con un Víctor Fernández que aparte de entrenador hace de guía espiritual; el aragonesismo de una plantilla con más zaragozanos que nunca.

El hincha zaragocista ya no vive del pasado. Le sigue enorgulleciendo y a él recurre para explicarse a sí mismo. Pero al salir de casa camino a La Romareda deja apartado el resumen de la final de la Recopa y se centra en recitar un once que se sabe de memoria, donde brillan los Cristian, Clemente, Guti, Soro, Luis Suárez. Durante los últimos años en Primera, el Zaragoza hubiera sido incapaz de encontrar figuras de canteranos que ya van por su tercer o cuarto año en la primera plantilla, o líderes tan carismáticos como Zapater o Ros. Y si los hubo, fueron efímeros como un amor de verano.

Tal vez el zaragocismo haya tenido que reconocer su condición actual. Aceptar que ahora mismo su sitio está donde está como camino más rápido para ascender. Dejar de rebelarse contra su destino (atrás quedaron las broncas de los primeros años en Segunda, la inestabilidad de las siguientes temporadas, la debacle de Palamós, las entradas que no pasaban de los 12.000 espectadores). Ya no hay complejos. Con la máxima exigencia (sólo vale ganar si se quiere ascender) pero sin comparaciones ponzoñosas con épocas de las que ya van pasando décadas.

Con el máximo respeto al pasado, es hora de saber aceptar el presente para construir un futuro ilusionante. Vivir la gloriosa historia del club como motivo de orgullo e identidad, pero sabiendo que ahora mismo Cristian, Vigaray, Nieto, Eguaras, Guti, Puado, Luis Suárez, Ros o Clemente son los ídolos que recitar. Seguir creando una cultura que genere ambientes como el de Copa del Rey contra el Real Madrid o el de la victoria ante el Deportivo. 34000 personas orgullosas de su pasado pero viviendo un presente cada vez más prometedor.

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