Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros con fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada (recopilan datos sobre tus gustos y perfil).

Si continúas navegando por el sitio, estás aceptando su uso.

Puedes rechazar la utilización de cookies u obtener más información al respecto en nuestra Política de Cookies

A través de cualquiera de las páginas webs del Grupo tiene la opción de personalizar las cookies tal y como desee.

Es Noticia
Patrocinado por

Lo imprescindible y lo superfluo

Alejandra Herranz

En su libro Cómo nacen los objetos. Apuntes para una metodología proyectual (Gustavo Gili, 2013), el diseñador industrial Bruno Munari señalaba que “el lujo es la manifestación grosera que quiere impresionar a quien es pobre. Es la manifestación de la importancia que se otorga a la apariencia exterior y denota la falta de interés por todo lo que es alta cultura. Es el triunfo de la apariencia sobre la sustancia”.

Por donde se le mire, el diseño de juego del Athletic no tiene lujos. Sí tiene alta cultura futbolera: jugar con canteranos de Lezama. Porque para jugar en el Athletic hay que sentir al Athletic, sentir su sustancia.

En esta undécima jornada de Liga el Athletic Club recibió al Espanyol, una suerte de pesadilla en los últimos enfrentamientos. Los dos equipos llegaban con la urgencia de ganar. Finalmente, el triunfo fue por 3-0 para el Athletic.

El desempeño del Athletic combinó lo imprescindible con lo superfluo: esas cosas del diseño, pero también de la costumbre.

Lo imprescindible fue Iker Muniain. No sólo porque marcó los tres goles (aunque el último se lo dio el árbitro a Víctor Gómez en propia puerta), sino porque los dos primeros fueron dos disparos que combinaron la certeza de la cultura futbolera con la sustancia de la técnica y la práctica.

Lo superfluo fue el juego del Athletic en la segunda parte, cuando se desentendió del balón y le cedió la iniciativa al Espanyol, que comenzó a presionar arriba en la salida del local y a inquietar la portería de Unai Simón. Aun así, el Athletic mostró algunos destellos que parecían lujos por la falta de continuidad de la sustancia del juego propio.

Los leones celebran el primer gol al Espanyol (Foto: LaLiga).

(aunque también hubo algo superfluo de inicio en el mismo esquema del Athletic: ¿Otra vez Williams de centrodelantero, cuando su baza es atacar por las bandas para explotar su velocidad? ¿Otra vez los desacoples defensivos ante ataques sorpresa del rival? ¿Otra vez Muniain por una banda, cuando su fuerte en el juego es por el centro?)

La apariencia exterior a priori indicaba que el Espanyol iba a ser un duro escollo para el Athletic. No lo fue en esta ocasión. Acaso la victoria terminó siendo un extraño lujo para el Athletic: el equipo llevaba cinco jornadas seguidas sin saber lo que era ganar. Esta noche de miércoles lo supo. Y como recado de entrenamiento, se llevó la reflexión de Munari para rescatar del innecesario lujo aquello que es sustancia y alta cultura para lograr más triunfos como éste.

Alejandra Herranz, periodista y blogger 

@aleherranz

Escribir comentario 0 comentarios
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar