Trata de arrancarlo, Carlos

Caminos tortuosos, cuestas que casi nos llevan al precipicio y subidas de vértigo. Curvas, muchas curvas, mientras la gente miraba expectante. Curvas a la derecha, curvas a la izquierda; lentos a veces para no gastar fuerzas y acelerando cuando necesitábamos llegar a la meta. Viendo como algunos nos pasaban, pero llegando en el grupo de cabeza en el tramo final. Y, cuando veíamos el objetivo a pocos metros, algo falla de nuevo y el coche no arranca. No sé si la culpa ha sido del piloto, del coche o de los mecánicos, pero, aunque sea para el siguiente rally, ahora más que nunca te digo: "Trata de arrancarlo, Carlos; trata de arrancarlo, por Dios".