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Es Noticia

Lalo quédate

Jesús López

Con un nudo en la garganta y un vacío en el estómago reposó el zaragocismo cuantas horas pudo antes de levantarse del mismo modo en que se acostó. Unos lo sufrieron en silencio, a otros les llovieron las mejillas y todos ellos sacaron el orgullo para despedir a sus jugadores con un himno brutal en La Romareda. Dignidad escala Richter. Un matrimonio que Lalo Arantegui casó con sus aciertos y su trabajo nada más aterrizar en las oficinas del Real Zaragoza.

El director deportivo es el clavo ardiendo al que se agarran hoy miles de personas. Porque con el 14º presupuesto de Segunda División ha conseguido dar rienda suelta a las ilusiones de muchos. Algo que no ocurría desde hace tres temporadas, y de aquellas maneras. De un Zaragoza muerto sacó su varita y empezó a crear. Borja, Cristian, Eguaras, la cantera, Natxo González… Un grupo unido, fuerte y construido a imagen y semejanza de la afición. Infidelidades aparte.
Algunos de estos trucos se esfumarán, abandonarán el barco, alguno de ellos a duras penas. Pero otros vendrán. No vendrán, los traerá Don Lalo Arantegui. No importa que sea un entrenador apenas conocido, jugadores de otros confines del mundo… Hay confianza ciega en su gestión. Y es que en un día como hoy, en el que no ha salido ni saldrá el Sol, son pocos los que encuentran un atisbo de esperanza en sus entrañas. Solo él puede sacar de la UCI al enamorado blanquillo.
“Era el año”, para el Capitán Alberto Zapater y para toda la afición zaragocista. Daba esa sensación, pero el fútbol es cruel. Entiende a la vez que echa por tierra los sentimientos, y con el Zaragoza está siendo borde. Ahí reside la fuerza, en aguantar los golpes, en caer y levantarse. Hoy da la sensación de que el Zaragoza va a pasarse el resto de su vida en Segunda División, pero a todos nos queda una mano a la que aferrarnos, una luz detrás de las nubes. Lalo Arantegui, por muchas ofertas que tengas, quédate. Tu casa te necesita.

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