Con el equipo eliminado de Copa y Europa League, a cuatro puntos del descenso, un registro de goles en contra realmente alarmante y una enorme falta de precisión en el remate -salvo Aduriz, el baluarte que está sosteniendo a los leones este curso-, me parece que las energías deben destinarse en enderezar el rumbo. Y si Llorente puede ayudar de aquí al final de temporada, mejor que mejor. No olvidemos que sigue cobrando un sueldo del club rojiblanco, dejémosle hacer su trabajo si Bielsa estima oportuno sacarle al terreno de juego.
Espero que, con este asunto prácticamente resuelto, no sea Fernando Amorebieta el nuevo foco de atención en los partidos. El central tampoco ha renovado. Dice que tiene más ofertas. Algunos ya empiezan a mosquearse seriamente con el internacional vinotinto. Pero, sinceramente, no creo que empezar a pitarle en San Mamés favorezca los intereses rojiblancos. Habrá que esperar a que tome una decisión. Si opta por quedarse, bienvenido sea. Si se marcha, pues gracias y buena suerte.
El Athletic siempre ha estado por encima de los jugadores. Ha sobrevivido a la marcha, bien por fichajes o bien por retirada, de sus máxima figuras. Y esta vez no va a ser menos. Ahora la prioridad es sacar adelante la delicada situación clasificatoria. Y la mejor forma de hacerlo es remar todos en la misma dirección. El que no quiera hacerlo, perfecto, que se aparte. Porque el momento reclama máxima unidad entre los que sí estén dispuestos a dar lo mejor de sí por el Athletic. Nuestro Athletic.
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