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Es Noticia

Una cuestión de orgullo

Carlos Castro, durante el Oviedo-Sporting (Foto: Luis Manso).
Pablo Guisasola

Con Paco Herrera y ahora también con Rubén Baraja. El Sporting es un equipo blando y tierno que carece de personalidad. Lo volvió a demostrar ante el Real Oviedo en el derbi, en el que los jugadores rojiblancos apenas ganaron un duelo físico ante sus adversarios. Y otra vez careció de reacción.

“No tenemos el poso físico del Oviedo”. Esta ha sido una de las declaraciones más destacadas del discurso de Baraja tras la derrota ante el Oviedo. Una verdad incontestable que lleva dándose desde el inicio del campeonato. El equipo de Anquela impuso su definido estilo de juego, su personalidad y coraje para ganar el duelo sobre el irregular estado del terreno de juego. El césped no estaba en sus mejores condiciones, pero para ninguno. No sirve de excusa. 
Tampoco justifica la derrota las cualidades de unos y otros. El Sporting, al menos de momento, no ha sido capaz de corregir sus deficiencias. En ocasiones da la impresión de adolecer de orgullo. Le duelen las derrotas, claro que sí, y más si cabe ante el eterno rival, aunque de todos modos no muestra una voluntad decidida para cambiar su tendencia.
También quedó en evidencia la falta de reacción, relacionada inevitablemente con el déficit de carácter para levantarse tras un golpe. El Sporting no creó ni una sola ocasión clara tras el segundo tanto de Mossa, con más de 40 minutos por delante. Inadmisible para un equipo que aspira al ascenso, así como que tras 25 partidos no haya remontado ni en una sola ocasión. 
Buscando el lado positivo, como quiso Baraja en su valoración, el derbi quizá pueda servir de punto de inflexión. Ojalá ahora los jugadores rojiblancos rescaten su pundonor y, enrabietados, demuestren que su plantilla es la tercera más cara de Segunda división. Calidad tienen, de sobra, es más bien una cuestión de orgullo

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