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Es Noticia

No son juguetes rotos: son como tú y como yo

Aurora Roca

Buscamos respuestas a hechos inexplicables, queremos saber por qué Andreas Lubitz bloqueó la cabina del piloto del avión estrellado en los Alpes, qué hizo esa misma mañana, asentimos cuando nos cuentan que en los días previos a estrellar el Airbus 320 tecleó en su ordenador “métodos y maneras” de suicidarse, y respiramos, con vergüenza aliviados, pensando que todos nuestros miedos tienen una respuesta: estaba deprimido.

Una de cada cinco personas sufre depresión en algún momento de su vida, y el 99,9% no acaba con la vida de 145 personas, no, Andreas Lubitz no se llevó por delante estas vidas porque tenía un trastorno depresivo, no, Andreas Lubitz era un narcisista en su máxima expresión y encarnaba aquello a lo que de verdad nos da miedo enfrentarnos: la maldad humana, que existe, de la misma manera que existe el bien.
Y escribo todo esto aquí, en El Desmarque, porque unos días después de la tragedia de los Alpes, todavía impresionada por la cantidad de minutos que los medios hemos dedicado a contar cada detalle de lo ocurrido, escucho dos noticias que se me quedan en la 'recámara' o en el 'limbo' mental y me visitan de vez en cuando trayéndome al final hasta aquí. La primera noticia a la que me refiero es la retirada de David Cal, el mayor medallista olímpico español, deja la competición porque no encuentra la motivación suficiente. La otra, tiene un final mucho más triste, el suicido de Lalo García, ex jugador de baloncesto y director deportivo después del Fórum Filatélico de Valladolid. En 2006 el juez Grande Marlaska precintó las oficinas de la empresa que patrocinaba el club y para la que Lalo García había comenzado a captar clientes, sus ahorros los de sus amigos y familiares y su vida tal y como la conocían se vino abajo. Unos días después de su muerte, este 7 de abril comienza el juicio por la estafa de los sellos. La depresión actúa en estos casos como una herida de arma blanca, un navajazo profundo y silencioso de efecto retardado pero de efecto fatal.
Y con la cabeza dando vueltas a estas cuestiones, entiendo que aunque no guste, aunque vivamos en la época del 'postureo' en el que nuestros muros están llenos de vidas felices, nuestros 'selfies' sólo parecen captar sonrisas y todo lo feo o amargo se descarta, algo pasa detrás, aunque no queramos enseñarlo.
Algo que pasa también en el deporte de élite y aquí nos cuesta más entenderlo porque son personas, que vistos desde nuestro prisma lo tienen todo: éxito deportivo, dinero, reconocimiento social, medios para tener una excelente salud, y sin embargo los deportistas de élite no son ajenos a la depresión.
Lo que sigue no es un recuento exacto pero sí una enumeración significativa de deportistas a los que una depresión no tratada, o mal tratada, o no superada les llevó a tomar la decisión última de quitarse la vida: el waterpolista Jesús Rollán, los ciclistas Marco Pantani y Chava Giménez, el portero del Barça Robert Enke, o el atleta Yago Lamela son sólo algunos ejemplos. Pero el problema está ahí, aunque moleste hablar de él, aunque nos parezca que siempre les pasa a otros, más débiles, más ignorantes, con menos recursos. Si no, no se explicaría como psiquiatras y psicólogos han sido de los colectivos a los que no sólo no les ha afectado la crisis sino que, pecuniariamente, les ha venido bien.
Volviendo a los deportistas, al fútbol concretamente, hace cuatro años uno de los jugadores con más partidos en la Premier y por entonces seleccionador de Gales, Gary Speed se quitó la vida, una depresión que la mayoría de aficionados desconocía y que causó una gran conmoción en el fútbol inglés. De hecho, a raíz de su muerte la Asociación de Futbolistas Profesionales de Inglaterra envió folletos de asesoramiento a 50.000 exjugadores, se intentó que la prensa concienciase a aficionados y clubes de la gravedad de la situación. Sin embargo, dos años después, en 2013, se publicaba una encuesta en una revista especializada que revelaba que el 78% de los futbolistas profesionales creen que la depresión es un problema importante en el gremio. Un 78% es una cifra elevada que desconozco si es extrapolable a nuestro país, pero en cualquier caso es una cifra lo suficientemente significativa como para que, alguna vez se hubiese escuchado hablar de este asunto, asumo el tabú: una vez más se impone la espiral del silencio, y ya se sabe, de lo que no se habla no existe.
Y si no existe el fracaso, no existe el éxito, no existe la historia de aquel que logró salir del túnel, de aquel que se retiró de la competición afectado por la depresión y después volvió, no existe aunque sepamos, al menos yo así lo creo, que es muy común.
Aurora Roca
Periodista Cadena SER
 
 
 

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  1. Gema

    Este comentario va dirigido a la.persona que ha escrito este artículo.Tengo una pregunta para usted : Cuando nombra a deportitas que han tenido depresión y finalmente remata usted preguntandose como la depresión les ha llevado a quitarse la vida...en el caso de Yago, ¿ha contrastado usted esta información? Es oficial y firmado por.un forense que falleció a consecuencia de un infarto. Asique si es tan amable,por respeto a la memoria de Yago,a sus familiares y amigos,le ruego que rectifique dicha información puesto que es totalmente erronea,no contrastada y una falta de respeto brutal. Un saludo