Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros con fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada (recopilan datos sobre tus gustos y perfil).

Si continúas navegando por el sitio, estás aceptando su uso.

Puedes rechazar la utilización de cookies u obtener más información al respecto en nuestra Política de Cookies

A través de cualquiera de las páginas webs del Grupo tiene la opción de personalizar las cookies tal y como desee.

Es Noticia

[Review] The Walking Dead 6x04: "Aquí no es aquí"

Periodista. Sevillano, cinéfilo y retrogamer.

The Walking Dead tiene dos episodios más en esta sexta temporada, de ahí que entendamos la existencia de episodios exclusivos como este 6x04, en el que Morgan es el protagonista de toda la ficción. Una conversación que da un salto al pasado para un flashback de sesenta minutos en el que conocemos cómo el último superviviente del grupo de Rick llegó a ser quién es.

El suceso de Glenn tendrá que esperar una semana más para que conozcamos definitivamente hacia dónde giran los acontecimientos y aunque la serie corte radicalmente un ritmo frenético tras tres episodios, esta lucha, ampliación de temporada y crecimiento continuado de la ficción, hace que The Walking Dead amplíe sus opciones, sobre todo en este intento de darle profundidad a Morgan, que se presenta como un personaje providencial en esta sexta temporada.

La desidia y una mente obnubilada llevan a Morgan a arrastrarse por el mundo con la supervivencia como única arma. Limpiar, destrozar, quemar, dejar atrás un mundo infectado en el que él es el más incontrolable de todos, incluso con los propios seres humanos, hasta que apareció Eastman.

Morgan Jones es un humano sin consciencia que se topa con un superviviente ejemplar, un loco en una casa de campo que practica Aikido, cuida a una cabra (Tabitha) y que mantiene las reglas en un universo que apenas existe para un ser humano. Qué casualidad, el muchacho es que era un psiquiatra especializado en la reinserción de criminales, pero eso lo hace más interesante cuando terminamos de descubrir a fondo su historia.

Son esos pequeños detalles los que le aportan fuerza al episodio, el cuidado de la cabra, el libro de Aikido, las enseñanzas vitales en forma de fracaso, el cementerio de Eastman, el psicópata de las flores y su final, TODO. Es un juego, una alegoría que representa cada uno de los puntos de un sistema que ni antes ni ahora funcionaba, casi despiezando una realidad que era más caótica en el mundanal universo en el que reinaban todavía los humanos. Qué poético, ¿eh? (y qué mierda meten los guionistas con el trasfondo familiar de cada uno de los protagonistas).

Todo para demostrar la conciencia que persigue a un Morgan que ahora sí toma decisiones, erróneas para Rick, vitales para Eastman, necesarias para él e interesantes para todos nosotros, que vemos cómo tropieza una y otra vez ante wolves que le dicen a la cara que lo van a matar en cuanto tengan la oportunidad. Buen alumno en la soledad, pero difícil ser maestro en la locura.

Escribir comentario 0 comentarios
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar