El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció este domingo la muerte de Abu Bakr al Baghdadi, el líder del Estado Islámico. Lo hizo al suicidarse mediante un cinturón de explosivos cuando su huida por un túnel se convirtió en imposible. Además de ser el "hombre más buscado del mundo", el terrorista también era un apasionado del fútbol, como demuestra su apodo: "El Maradona iraquí".
Lo cierto es que Al Baghdadi fue un destacado futbolista en su juventud, entre Samarra, al norte de Iraq, y Bagdad, la capital del país. Pero fue durante su encierro en una cárcel estadounidense en el país de Oriente Medio cuando se ganó el apodo por el exfutbolista argentino.
En la Guerra de Iraq comenzó su vinculación con Al Qaeda que le llevaría a liderar al grupo terrorista posteriormente denominado como Estado Islámico. Fue cuando se trasladó al norte de Siria a principios de esta década, escindiéndose de la anterior organización terrorista.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 27, 2019
Donald Trump anunció su muerte después de un ataque coordinado por Estados Unidos: "Abu Bakr al-Baghdadi está muerto. Las fuerzas especiales ejecutaron una operación nocturna en el noroeste de Siria. La llevaron a cabo con gran estilo, fueron increíbles. No hubo pérdidas estadounidenses. Junto a Al-Baghdadi murieron muchos de sus combatientes".
Precisamente, Iraq pudo ser el nexo de unión entre Al Baghdadi y Diego Armando Maradona. En 2012, mientras aún duraba su vinculación con el Al Wasl de Emiratos Árabes Unidos, el 'Pelusa' recibió una oferta de la selección del país de Oriente Medio para sustituir a otra leyenda del fútbol como Zico.
Finalmente, Iraq apostó entonces por darle plenos poderes a Hakeem Shakir, que había sido técnico interino hasta entonces. Tras su experiencia en el país del Golfo Pérsico, Maradona estuvo cinco años sin entrenar antes de pasar por el Al Fujairah del mismo país, el Dorados de Sinaloa mexicano y el Gimnasia la Plata de su Argentina natal.