El volante del Gernika Gorka Larruzea, que batió de falta, en el minuto 92 al Bilbao Athletic, lleva la manija del equipo de Jabi Luaces, además de entrenar a sus alevines. “Estamos ahora que nos salimos”, avisa a sus 23 años, que encadena con la escuadra foral cuatro victorias consecutivas (Socuéllamos, Zamudio, Bilbao Athletic y Barakaldo) más el empate anterior al Toledo.
Total 12 puntos seguidos o 13 de los últimos 15 en juego: “Hemos conseguido ganar tras un inicio de temporada bastante complicado, mucha lesión, errores atrás, y como ante el Barakaldo, no hemos concedido nada atrás y no hemos permitido muchas ocasiones, y metimos la única que tuvimos”, relata el centrocampista, que este curso compite mejor que nunca y se afianza en su esquema.
Su gol a balón parado ante los de Ziganda fue reparador: “Me dejó mi hermano (Ander) el balón, tiré a romper, me dije que había que marcar y salieron los tres puntos”, rememora Larruzea, desde los 10 a los 23 años en las filas del Gernika. Un club que ha apostado decididamente por “gente del pueblo” que llevan muchos años en el club, entrenando incluso a sus escalafones inferiores (caso de él mismo, Lander Torrealdai o Bordas), y se palpa y mama “ese sentimiento” de pertenencia que, como comentaba Luaces, al final de conceden puntos extra. Larru lo explica: “Está consolidado que haya gente del pueblo, no es a corto sino a largo plazo”.
Amante del juego de Fran Yeste y ahora del cerebro del Real Madrid, Modric, Larruzea ha estado en la órbita del Athletic en los últimos cursos, aunque sin llegar a cristalizarse: “A mí no me han llamado, oír algo sí, pero hasta que no llamen…”, confiesa quién estuvo cerca del Basconia hace un par de campañas.