Partieron el jueves de Bilbao con un molesto sirimiri y llegaron a la Villa bajo un radiante sol y con el orgullo de haber completado el reto. Los cuatro motoristas, con una media de edad de 60 años, pasaron por el cementerio de Derio antes de llegar a la meta. Allí depositaron un ramo de flores en la tumba de Santi Herrero, mítico piloto al que se ha dedicado este evento.
Marta Barco, en representación de la junta directiva del Club Deportivo de Bilbao, entregó unos trofeos a Ayo, Amézaga. García y Heredia y valoró su ahínco y sacrificio para llevar a buen puerto esta aventura tan especial a bordo de máquinas antiguas.