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La falta de previsión de la ACT consuma otro bochorno a la francesa

Fin de semana para olvidar el que ha vivido la Liga San Miguel en Burdeos. Necesitado como está el deporte del remo de buenas noticias el arranque de la competición más importante no ha podido ser más desastroso. A la suspensión de la regata de exhibición de ayer en Burdeos debido a que la bajamar impedía embarcarse a los remeros, el desastre se ha consumado hoy con la anulación de la segunda cita en tierras francesas debido a las fuertes corrientes del río Garona. Resulta incomprensible la falta de previsión de los organizadores ante una situación claramente previsible, pero el mal ya está hecho y las consecuencias están por ver.

La mañana empezaba mal, con las quejas de los clubes por las condiciones de alojamiento. El delegado de Kaiku, Amador López, ha declarado en Radio Euskadi que ha pernoctado en un camping situado a 80 kilómetros de Burdeos y que los remeros se han alojado en bungalows de seis plazas con tres camas de matrimonio cada uno. Cuanto menos, sorprendente. Minutos antes de la regata, las condiciones del río han provocado que se haya variado el formato de la contrarreloj por parejas prevista a la individual en series de cuatro traineras.
Se han llegado a disputar dos tandas. En la primera de ellas, Kaiku ha marcado el mejor tiempo, algo que entraba dentro la lógica. Quizás más llamativo es que el regitro de un recién llegado como Camargo fuera más de un minuto mejor que los botes de la segunda serie, donde el mejor registro ha sido para Astillero a 1:26 de la Bizkaiatarra. Las diferencias entre una tanda y otra han sido brutales y ante esta tesitura los jueces han tomado la decisión de anular la regata cuando aún quedabn por salir Urdaibai, Castro, Orio y San Juan argumentando que peligraba la seguridad de los remeros.
El cabreo de José Luis Korta y de toda la delegación verdinegra, como era de esperar, ha sido monumental porque entendían que era obvio que la corriente era decisiva en el desarrollo de la regata, pero consideraban que en ningún momento se podía anular la prueba amparándose en factores de seguridad. Caos absoluto y días para la reflexión en el seno de la ACT y de los propios clubes, que al fin y al cabo son los que en su día dieron su aprobación a la celebración de estas dos 'no regatas' que pasarán a la historia negra de esta competición.

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