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Tres luces y tres sombras de la Supercopa del Sevilla

La barrera del Sevilla salta en el segundo gol de Messi.
Álvaro Ramírez

Quedará para la historia la Supercopa de Europa disputada entre el Barcelona y el Sevilla, la épica de los nervionenses y la remontada inconclusa de los de Emery, del 4-1 al 4-4 y a la prórroga. Sin duda, fue un partido que ha dejado regusto agridulce en las filas sevillistas, porque la imagen dada a todo el mundo fue buena pero el título se lo llevó el Barcelona. Hubo, pues, cosas buenas y malas, quizás más de las primeras, pero también de las segundas.

Las luces:
1. Buena impresión de los fichajes
Era el primer partido oficial de jugadores como Rami, Konoplyanka, Immobile, Krohn Dehli y Mariano. Y todos dieron una buena imagen. Rami, a pesar de sus pocos entrenamientos, dio la talla en defensa y hasta tuvo el empate 5-5. Konoplyanka marcó y demostró personalidad. Immobile asistió al ucraniano, peleó con oficio los minutos que disputó y hasta dio un posible 5-5. Krohn Dehli fue a más durante el encuentro y mejoró con el equipo. Y Mariano, también salido como suplente, fue incisivo y en todo momento dio muestras de saber qué hacer con la pelota. Sin duda, buen estreno a pesar de la derrota.
2. Las referencias
Pasó el verano, pero Banega jugó el primer partido de la temporada con los mismos galones con los que acabó la pasada. De final en final, decisivo siempre. Marcó ante el Barcelona, pero fue el único que en los momentos complicados dio salida de pelota al Sevilla, además de posesión. Sigue siendo un futbolista que, en forma, ofrece otra dimensión futbolística del Sevilla. Si esta campaña mantiene el nivel, el equipo de Emery apuntará alto, sin duda. Como Reyes. De nuevo marcó y, aunque su rendimiento fue irregular, en la segunda parte, sus minutos fueron de lo mejor del equipo. Tiene calidad y el Sevilla lo agradece. También merece su elogio Coke, convertido en pieza versátil, siempre entregado al equipo y hasta rematador.
3. El espíritu
Ni con la final prácticamente perdida le perdió la cara el Sevilla a la final. El espíritu competitivo y de sacrificio que ha adquirido el equipo hispalense sale en cada encuentro, en mayor o menor medida. Eso sí, en las finales no suele fallar. Y no faltó ese espíritu ante el Barcelona a pesar de la derrota.
 Las sombras:
1. La portería.
A Beto se le achacan deficiencias en los dos primeros goles de falta de Messi, quizás más en el segundo que en el primero. El 1-1 fue de ejecución perfecta, quizás no de mucha potencia, pero excelsa en colocación. En el 2-1 la falta es más lejana y la colocación del luso pudo restar tiempo de reacción. Con todo, las faltas fueron ejecutadas a la perfección por Messi y además Beto, a raíz de esos dos goles, tuvo una actuación destacada. Pero el debate en la portería no cesa, entre Sergio Rico y Beto y entre la necesidad de reforzarla o no. El Sevilla y Monchi lo tienen claro, hay confianza plena en ambos.
2. Desajustes y fallos de concentración.
Varios goles del Barcelona llegaron por errores sevillistas. En el de Rafinha la línea defensiva, descolada, ejecuta mal el fuera de juego, y el 4-1 fue un error de bulto de Tremoulinas. Queda claro que las bajas fueron un lastre importante porque además muchos de los que jugaron andaban limitados físicamente. Entre una causa y otra, la defensa no estuvo demasiado fina en la primera parte, aunque mejoró, con el equipo, en la segunda.
3. Estados de forma
Más que un fallo, han sido las circunstancias de la pretemporada. Rami e Iborra, titulares en la Supercopa, apenas habían tenido continuidad durante la pretemporada, ni minutos. Sendas lesiones y la salmonella no permitieron que fueran cogiendo la forma estos jugadores y otros. Y eso, en periodos de la Supercopa, también quedó reflejado.

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