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Valentina Matos: al sueño olímpico se llega bailando sobre el hielo

Saltos, giros y piruetas casi imposibles. Y todo eso sobre dos cuchillas que se deslizan a toda velocidad sobre el hielo. Y al ritmo de la música. Esa es la especialidad de Valentina Matos, una joven patinadora cuya proyección, en estos momentos, no tiene límites. Tiene 20 años, un futuro prometedor por delante y una ilusión que se ve perfectamente reflejada en su mirada cuando habla de su deporte y de las metas que se propone, como la de estar en unos Juegos Olímpicos. En su charla con ElDesmarque e Iberdrola, Valentina deja en evidencia que #EllasValenOro.

Nació en Santo Domingo, República Dominicana, pero lleva desde que tiene un año viviendo en Madrid. En la capital comenzó su aventura con el patinaje sobre hielo, fruto de probar varios deportes de los que al final acababa cansándose: gimnasia rítmica, tenis... Ninguno consiguió convencer a una joven Valentina que un día fue con su padre a una sesión pública y ya no supo separarse de sus patines. Dicen que la primera vez nunca se olvida y para ella fue el inicio de una mágica relación.

No obstante, no fue consciente de que podía llegar lejos en el patinaje artístico hasta hace relativamente poco. Hay tres categorías diferentes en este deporte -novice, de los 10 a los 13 años; junior, de los 14 a los 19; y senior, de los 16 hasta la retirada-, aunque las dos últimas pueden llegar a solaparse. Eso fue lo que le ocurrió a Valentina, que apenas pudo competir en la categoría junior: "Tenía bastante buen nivel aun siendo joven y me pasaron a senior", explica. "Fue de sopetón y me llevé un shock, pero te das cuenta de que es lo mismo, lo que pasa que compites con gente más mayor", asegura.

Desde entonces, ha ganado en tres ocasiones el campeonato absoluto de España en categoría femenina individual y ha participado en numerosos campeonatos europeos y mundiales, dejando una buena impronta y la certeza casi absoluta de que el futuro de esta patinadora será brillante. A pesar de que su altura, 1,75 metros, sea un hándicap "por el eje de rotación". "A la mínima que me mueva, el ángulo va a ser mayor que el de alguien que es más bajito que yo", lo que supone la obligación de ser "más precisa a la hora de saltar".

Cuando Valentina baila sobre sus dos cuchillas a lo largo y ancho de la pista de hielo es pura belleza de movimientos, aunque reconoce que ha tenido "todas las sensaciones habidas y por haber", ya que "el patinaje es una actividad que te involucra mucho emocionalmente y puedes llegar a tener sensaciones de todo tipo". "Cuando estás en un estadio en Japón y haces uno de tus mejores programas… no lo puedes describir con palabras normales porque no es algo normal. Es un subidón de todo, de felicidad, de decir ‘aquí estoy, he sido capaz’".

Valentina Matos, en la pista de hielo.

La música, fuente de inspiración

Para montar un buen programa de patinaje, una buena elección de la música es indispensable. En la competición individual hay dos programas: uno corto, de dos minutos y cuarenta segundos, que sirve para demostrar habilidades; y uno largo o libre, de cuatro minutos y medio con el que se pone a prueba la resistencia física. Y en ambos, la música que los acompaña juega un papel esencial.

Para Valentina, ese momento es casi una "odisea", porque "hay que tener un montón de factores en cuenta, como no repetir estilo". Además, hay que pensar en "la duración del programa, ya que para el corto suelen ser más moviditas y para el largo, debes tener en cuenta el fondo físico y son músicas más tranquilitas". De este modo, "basándote en las músicas de años anteriores y en tus gustos, discutes con tus entrenadores para conseguir algo que sea fácil de montar y se adecue a tus necesidades como patinador. En mi caso, estuvimos un mes para decidir mis dos músicas nuevas de esta temporada".

Si algo tiene claro Valentina es cuál de los dos programas le gusta más llevar a cabo sobre el hielo. "Prefiero un programa corto, siempre lo he dicho. Tienes que mantenerte siempre sonriente y que no se note que estás cansada y eso en los cortos lo sé hacer bien, pero en los largos, a partir del minuto tres, que empiezo a decaer, me cuesta muchísimo. Además los cortos tienen músicas más rítmicas, que son más fáciles de interpretar para mí", confiesa la patinadora.

Su objetivo a corto plazo está en los Juegos Olímpicos de Invierno, que en su edición de 2022 se celebrarán en Pekín: "Ahora mismo estoy entrenando para ello. Con la situación que estamos viviendo, no sabemos si va a haber o si no, pero es mi objetivo a día de hoy", señala con convicción Valentina.

Valentina Matos, durante un programa de patinaje sobre hielo.

El auge del patinaje, un deporte de sacrificios

El patinaje sobre hielo en España es una disciplina que requiere, por lo general, buscarse un centro de alto rendimiento de hielo fuera de nuestro país. Esto implica dejar tu vida, tu familia, tus amistades... y empezar de cero allá donde vayas, normalmente a una edad muy temprana. Valentina Matos solía aprovechar los veranos para irse a entrenar a buen nivel en Canadá o Alemania, hasta que su llegada a la categoría senior propició que se marchara a Bérgamo, donde se ha entrenado a las órdenes de Barbara Luoni hasta el pasado mes de enero. Entonces, la joven patinadora regresó a Madrid y allí permanece de momento.

En Italia tuvo la suerte de contar con Laura Barquero, patinadora española que además cuenta entre sus mejores amigas. Y el apoyo de una familia que la ha visto crecer en el esfuerzo, compaginando largas horas de entrenamiento con sus estudios, con los que sigue adelante. "Mis padres siempre han sabido que aparte de mi vida como estudiante y adolescente o veinteañera, siempre tengo el patinaje por otro lado, desde que tengo uso de razón", confiesa la skater.

Valentina estudia Ingeniería Biomédica en una universidad de Madrid, en la que tuvo que plantearles a los profesores prepararse las asignaturas por su cuenta y riesgo y hacer todos los exámenes en una sola semana. Ahora, gracias a la semipresencialidad a la que ha obligado la pandemia del coronavirus, estudiar y entrenar es algo más fácil para ella, que se ha acostumbrado a organizarse desde bien pequeña.

Reseña la importancia de que el público conozca a patinadores como Javier Fernández -dos veces campeón del Mundo y siete veces campeón de Europa- o Sara Hurtado, que utilizan las redes sociales para dar a conocer este deporte minoritario que exige mucho esfuerzo físico y económico. "No es un deporte barato, hay mucho material y muchas horas de hielo que necesitan financiarse y nos ha sido más fácil a los jóvenes poder patinar", indica Valentina sobre el auge del patinaje en los últimos años. "A veces me planteo cómo sería el mundo si el patinaje fuese como el fútbol, pero la verdad es que el impacto de Javier Fernández está ayudando muchísimo a que el patinaje se reconozca como un deporte más visual y llamativo y que lo conozca más la gente", añadía.

Con programas atractivos visualmente, músicas pegadizas y movimientos casi perfectos a pesar de su gran altura, Valentina Matos está llamada a convertirse en el futuro del patinaje sobre hielo en España. El camino ya lo ha empezado y sus cuchillas le marcarán el resto de la senda.

Valentina Matos, durante una pirueta en uno de sus programas de patinaje sobre hielo.

El test de preguntas rápidas de Valentina Matos

Valentina, más que habituada a ir a toda velocidad sobre sus cuchillas, no dudó en participar en el test de preguntas rápidas de ElDesmarque. El lugar donde se perdería, su libro y su película favoritos -que coinciden en nombre- o el deportista con el que pasaría una cuarentena, la patinadora se abre en canal para mostrar su lado más íntimo.

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