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Progresismo sería subvencionar los 15.000 test de la LaLiga

Messi y Modric en El Clásico.
ElDesmarque

A finales de enero de 2019, la consultora PriceWaterhouseCoopers (PwC) elaboró un informe que concluía que el fútbol profesional español supone el 1,37% del PIB nacional y proporciona empleo a 184.626 personas (0.98% de la población ocupada). En el último lustro, ha más que doblado (desde el 0,75% de 2013) su peso relativo en la creación de riqueza y los 15.700 millones de euros que genera anualmente casi se equipara al de una autonomía como Extremadura o es dos veces el de La Rioja. En el pasado ejercicio, los 42 clubes de Primera y Segunda ingresaron 1.314 millones de euros en impuestos directos en las arcas del Estado y la Liga proporcionó un superávit adicional de 863 millones a la balanza de pagos. No se entretengan en buscar otro sector cuya contribución neta a las exportaciones españolas sea mayor porque, sencillamente, no lo hay.

La patronal del fútbol, la LaLiga, se ha hecho con 15.000 dispositivos de alta fiabilidad para detectar el Covid-19 (el codiciado test, arrancado a precio de oro en un mercado salvaje) que, si no media confiscación gubernamental, se empezarán a usar el día 28, según pudieron leer en primicia en este portal. Demagogia aparte, y todos tenemos entre la parentela o amistades a algún sanitario que las está pasando canutas por la incapacidad de las autoridades para protegerlos, no existiría medida socialmente más progresista que subvencionar la compra operada por los hombres de Tebas. Para el erario, el coste de esos quince millares de test a cambio de movilizar el 1,37% del PIB nacional –su importancia relativa será mayor a causa del desplome que viene– es una ridícula propina.

Más allá de los lloriqueos buenistas (pobre Fali, pobre Suso, qué oportunidades para quedarse calladitos han desperdiciado estos dos chavales tan simpáticos), ignorado sea siempre el aplauso entre zoquete y cínico de los malditos mercaderes de sentimientos, lo que deberían hacer quienes se dicen servidores públicos (¡ja!) es ponerse en fila para agradecerle al fútbol profesional su afán por ponerse en marcha y seguir creando riqueza. Cada regate de Joaquín, cada centro de Navas le da de comer a una familia y dota con un respirador a un hospital. ¿Qué aporta el tío coñazo que atruena la calle con el “Resistiré” todas las tardes? Jaqueca y mala hostia, eso es lo que me aporta.

De Lucas Haurie

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