El británico, que logra su quinto triunfo de la temporada, sueña ya con repetir título, situándose a sólo cuatro puntos del líder y demostrando la enorme superioridad de los Mercedes esta temporada. Partiendo desde la sexta plaza de la parrilla, no necesitó ni tres vueltas para ponerse segundo, posición en la que rodó hasta que la caja de cambios de Nico dijo basta.
Pero más allá de la pelea entre los bólidos de Brackley, que deja al piloto alemán muy tocado pese a conservar el liderato, la carrera estuvo plagada de protagonistas. El primero, Kimi Raikkonen, que tras una horrible salida, se fue a la hierba y volvió completamente descontrolado provocando un grave accidente con Massa. Por suerte, ni él ni el brasileño sufieron daños físicos, aunque su carrera terminó ahí.
El segundo protagonista del día fue Valtteri Bottas, que terminó segundo, subiendo a podio por segunda carrera consecutiva. Mucho mérito tuvo la actuación del piloto de Williams, que partió desde la decimocuarta posición pero supo combinar adelantamientos con una extrategia excelente para superar a los dos rivales más duros que se encontró por el camino, Daniel Ricciardo y Jenson Button.
El asturiano, con arriesgados adelantamientos y sancionado con cinco segundos por situarse de forma incorrecta en la caja de salida de la parrilla, fue ganando posiciones durante toda la carrera hasta situarse quinto. Fue entonces cuando le alcanzó por detrás Sebastian Vettel, que tuvo que darlo todo y más para superar al F14-T del español en una batalla legendaria entre dos auténticos genios del volante.
"Teníamos problemas con el alerón trasero, con la batería, había que ahorrar gasolina, ha sido una lucha al límite de lo legal para poner un poco de diversión a la carrera pero los Red Bull merecían estar delante", señaló Fernando al llegar al 'paddock', algo decepcionado pese al tremendo espectáculo ofrecido. "Éramos fruta madura. Dos vueltas antes de adelantar a Sebastian estábamos pensando en retirarnos. No había batalla, del coche no funcionaba nada", añadió.
En resumen, un Gran Premio que, pese a la larga interrupción inicial provocada por el destrozo de Raikkonen, pasa ya a convertirse en una de las mejores carreras de la temporada.