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Mar Hernández, una ciclista insurrecta contra el cáncer

La Titan Desert es un reto para sus 400 participantes. Unos luchan por la victoria, otros por superar sus marcas o simplemente por acabar. Pero hay casos sobrecogedores, como el de la catalana Mar Hernández (Barcelona, 45 años), quien encontró en el deporte y en el ciclismo en particular su salvavidas. Ha derrotado dos cánceres de mama.Carlos de Torres
Después de la tercera etapa, Mar sonreía mientras rememoraba el proceso de su enfermedad y la posterior recuperación. Para ello se sublevó contra las normas médicas, se saltó a la torera los consejos del oncóologo y se agarró a la practica intensiva del ciclismo.
"Me decidí por el ciclismo porque poco antes de que me diagnosticaran un cáncer de mama me regalaron una bicicleta para pasear los domingos. Hacía 15 años que no hacía nada de deporte, pero enseguida me entregué a la bici", comienza a narrar.
Mar conoció su enfermedad a los 36 años. El diagnóstico le bloqueó. "No sabía cómo gestionar la rabia, la desesperación y el miedo. Entonces decidí coger la bici y empecé a salir a diario, para hacer 10 kilómetros a fuego, a toda mecha...todo mientras esperaba la decisión de los médicos y saber cual sería mi programa desde ese momento y en lo sucesivo".
Mientras esperaba noticias, el primer paso tomado de manera unilateral fue engancharse a la bicicleta. Llegó la primera operación y la radioterapia, y a los 15 días de pasar por el quirófano volvió a subirse a la bicicleta "porque la tensión desaparece cuando monto en bici".
En pleno proceso de la enfermedad, Mar empezó a apuntarse a marchas cicloturista, donde aprendió de manera definitiva el "oficio" de ciclista. Rápido se sintió capaz de cubrir distancias de 100 kilómetros.
Su primera información sobre la Titan Desert llegó por vía de su cirujano. "En 2011 me propuso iniciar la preparación con vistas al desafío de la Titan 2014"..
Pero en marzo de 2012 se torcieron las cosas. Tuvo una recaída "y la Titan quedó colgada". Esta vez no hubo un hundimiento como cuando recibió aquel primer diagnóstico.
"Comprobé cómo el deporte me había dado una nueva capacidad para encajar la situación. El segundo diagnóstico lo afronté de otra manera. Física y mentalmente me sentí más preparada para aguantar lo que me echaran, con un dolor del sufrimiento diferente, con otra actitud", recuerda.
No tiene dudas Mar, "la actitud ante el cáncer es fundamental". "Yo soy capaz de decidir por mí, no tienen que hacerlo solo los médicos. Por ejemplo, aún durante la quimioterapia nunca dejé la bici".
Llegó la "sublevación" de Mar. "El oncólogo no me recomendó el deporte, pero le dije que estaba acostumbrada a salir en bici cinco días a la semana. Si te quedas sentado no activas el cuerpo. Después de cada sesión me iba al monte a pasear, para estimular el cuerpo y eliminar los elementos tóxicos de la medicación", afirma.
Ahora, Mar se encuentra en otro proceso, ya más personal, pero relacionado con su enfermedad, empeñada en demostrar los efectos beneficiosos de la practica intensa del deporte en los procesos oncológicos.

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