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El amor propio perdió su vuelo

Redacción local

El Barcelona se ha reído del Unicaja en el primer partido de esta semifinal. Sobre todo porque parece que el amor propio perdió el vuelo desde Málaga. Se espera que llegue a tiempo para el domingo. Porque perder en el Palau en play off no sorprende, pero ver a los de Plaza entregar la cuchara desde el primer minuto prácticamente, no es nada normal. 91-60, 31 de diferencia, y porque el Barça no quiso más. Terrible.

Que al Barcelona le dejan repartir en el Palau ya se sabe, pero también hay que admitir que con muy poquito cualquiera desconecta al Unicaja últimamente. Tardó sólo unos minutos el equipo de Pascual en alejar a los de Plaza a una distancia importante. Tomic hacía lo que quería dentro de la pintura y los culés cascaron un 23-11 en el parcial que inauguraba estas semifinales.
Luego llegó la debacle. El Unicaja, sin ningun actitud salvo la de Fran Vázquez, Stefansson y poco más, se fue yendo a la deriva, rozando lo grotesco. Nadie aportaba una solución, Plaza tampoco. Y el Barcelona olió la sangre. Tomic a lo suyo, Abrines machando el aro, Marcelinho y Satoranski abusaban de Granger y Markovic... Total, que 49-29 y la sensación de que ya no había partido.
Encima comenzó la segunda parte con un 7-2 (56-31). La dimisión cajista era absoluta. Fue esperpéntico el tercer cuarto del Unicaja, ante un Barcelona que le salía todo. Y a todos. Daba igual Thomas que Oleson o que Hezonja. ¡35 puntos de ventaja! 79-44, sobran más análisis. Porque ni siquiera hubo un atisbo de orgullo, un pataleo, algo de mala leche. La vacuna culé fue tal que el Unicaja llegó anestesiado a la orilla. Ahora quedan menos de 48 horas para resarcirse y gritar que este equipo tiene vida.

 

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