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Último baile en el lejano oriente
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Último baile en el lejano oriente

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TENNISTOPIC
Rafa Nadal en Pekín.
Rafa Nadal en Pekín.

Los frentes bien marcados envuelven la apertura del Masters 1000 de Shanghái. Por una parte, la pelea por la corona de los tres grandes campeones (Djokovic, Nadal y Federer) que se vuelven a reunir en un torneo por primera vez desde Wimbledon.

Por el otro, la encarnizada lucha que mantienen siete hombres (Wawrinka, Nishikori, Cilic, Berdych, Raonic, Murray, Ferrer y Dimitrov) buscando clasificarse para la Copa de Maestros de Londres. Mientras los dos frentes libran un pulso de voluntades, el resto de tenistas aguarda su oportunidad con los ojos bien abiertos. A esto se enfrentan en Shanghái los 56 jugadores del cuadro final.
Primer cuarto
Novak Djokovic aterriza en Shanghái después de ganar el torneo de Pekín por quinta ocasión en una final espectacular en la que devoró a Tomas Berdych. El campeón de siete grandes, que sumó 24 victorias en la capital de China, no pierde un partido en la gira asiática desde que se inclinó en 2010 en las semifinales del penúltimo Masters 1000 del curso frente a Roger Federer. Como hace una semana, defiende la copa, que celebró el año pasado tras tumbar a Del Potro en una final eléctrica, y gran parte de sus opciones para terminar la temporada sentado en el trono de la clasificación.
El serbio arrancará en Shanghái contra Dominic Thiem, que derrotó 6-4 y 7-6 a Lukas Rosol en la primera ronda, lo que le permitió sumar su sexta victoria en un torneo de la categoría. Djokovic y el sueco jamás se han enfrentado, aunque el joven de 21 años ya tiene en su currículo una victoria contra uno de los 10 mejores (ganó a Wawrinka este mismo año en Madrid) y conoce lo que significa jugar ante un número uno del mundo, porque desafió a Nadal en Roland Garros meses atrás. En la tercera ronda, Nole cruzaría hipotéticamente con el sudafricano Anderson, al que domina 4-1 los enfrentamientos previos. En cualquier caso, el número 16 mundial es una buena prueba sobre el cemento chino para medir las opciones del balcánico al título.
David Ferrer, derrotado en los tres últimos partidos que ha disputado, aparece como rival potencial del serbio en cuartos de final. La estadística desnuda los problemas que atraviesa el alicantino: tras romper con el técnico que relevó a su entrenador de toda la vida (José Altur, recambio de Javier Piles a principios de la temporada), el número seis del mundo se montó en un avión hacia Asia y perdió a la primera con Troicki en Shenzhen y de nuevo en su estreno frente a Granollers en Tokio, por lo que se complicó su clasificación para la Copa de Maestros de Londres (ahora mismo es décimo). Andy Murray, hundido en la tabla, comparte también comparte sector con el número uno (jugaría contra el español en tercera ronda) y podría reeditar el pulso de semifinales que le midió a Djokovic en Pekín si avanza en el último torneo de China. El tramo final del torneo lo marcarían Roger Federer y Rafael Nadal, dos de los grandes enemigos históricos del campeón de siete grandes.
Tres focos de este sector
Digestión: Comprobar cómo acepta Martin Klizan la victoria que logró ante Rafael Nadal en el pasado torneo de Pekín marca uno de los puntos de interés en esta parte del cuadro. El eslovaco, que debuta contra un jugador de la fase previa, acabó con el campeón de 14 grandes en un alarde de valentía y confianza en sí mismo. Shanghái mide desde hoy su apetito.
Contrarreloj: Estar en la Copa de Maestros de Londres. Eso es lo que se juega Andy Murray en el Masters 1000 asiático. Fuera de esas posiciones (es noveno), el británico pelea en el alambre contra sus rivales más cercanos (Raonic, Berdych y Cilic) sin dejar de mirar por el retrovisor a Ferrer y Dimitrov, que aprietan la pelea. Vencer en Shenzhen y llegar a las semifinales en Pekín permite al campeón de dos grandes afrontar el torneo con mentalidad ganadora tras uno de los años más difíciles de su carrera. Laberinto: David Ferrer necesita en Shanghái romper la inercia de derrotas que acumula desde el Abierto de los Estados Unidos. Además de jugarse la clasificación para Londres, que pasaría por alcanzar al menos las semifinales en territorio Chino, el alicantino olfatea sensaciones positivas para encarar la recta final del calendario. No lo tendrá fácil. Si supera el debut (Klizan o un jugador de la previa) se enfrentaría hipotéticamente contra todos los miembros del Big-4 (Murray, Djokovic, Federer y Nadal), uno a uno.
Segundo cuarto
Roger Federer regresa a la competición después de clasificar a Suiza para la final de la Copa Davis, que medirá a los helvéticos contra Francia en la ciudad de Lille después de la Copa de Maestros de Londres. Nada tiene que ver la situación actual del campeón de 17 grandes con la de hace un año, cuando se inclinó en la tercera ronda de Shanghái (cedió ante Monfils), rompió con Paul Annacone, el entrenador que le ayudó a ganar Wimbledon de nuevo, recuperando el número uno del mundo, y se hundió hasta la séptima posición del ránking, su peor clasificación en una década. Ahora, Federer es un jugador renovado gracias a la suma de los elementos que han revitalizado su carrera (nueva raqueta, influencia de Edberg y ausencia de dolores en la espalda, yugo de los últimos años) hasta hacerle competitivo como en sus mejores días.
El número tres del mundo empezaría su camino en Shanghái contra Leonardo Mayer en un partido sin precedentes. El argentino llega al pulso espoleado por su mejor ránking (25 del mundo) y protegido por la mejor temporada de su carrera. Luego, el suizo enfrentaría a Roberto Bautista, que ayer ganó 6-4 y 6-4 a Dolgopolov, al que superó con solvencia en el pasado Abierto de los Estados Unidos. El hipotético partido de cuartos de final contra Kei Nishikori (2-2 en enfrentamientos previos, el japonés le remontó este mismo año un encuentro que tenía ganado en Miami) podría testar el estado de Federer: finalista en el último grande del año, el asiático ha encandelado triunfos en Kuala Lumpur y Tokio, donde rompió a llorar tras imponerse a Milos Raonic. Su crecimiento en 2014, donde pelea por estar en la Copa de Maestros, es un aviso para el vestuario, que le ha señalado como uno de los hombres que dominarán el circuito en el futuro más inmediato.
Novak Djokovic en las semifinales y Rafael Nadal en la final marcarían los dos últimos encuentros del suizo en la ciudad más poblada de China para volver a levantar un Masters 1000, algo que renovaría sus energías antes de afrontar el último tramo de la temporada, más cargado este año como consecuencia de la final de la Davis.
Tres focos de este sector
Confirmación: Como tantos otros, Dimitrov busca clasificarse para la Copa de Maestros por primera vez en su carrera. El búlgaro, undécimo ahora mismo, arranca en Shanghái contra Denis Istomin, tiene en el horizonte cercano a Kei Nishikori y podría enfrentarse con Federer en unos hipotéticos cuartos de final. Alternativa: Bautista superó ayer a Dolgopolov (doble 6-4) y sigue peleando para escalar posiciones en el mejor curso de su carrera. Las puertas de Londres están cerradas, pero el castellonense tiene todavía terreno para intentar una última galopada antes de pensar en 2015, la temporada en la que deberá confirmar todo lo conseguido este año. Mantenerse: Nishikori aterriza en su tercer torneo de la gira asiática a lomos de una inercia ganadora fabulosa. Sus victorias en Kuala Lumpur y Tokio confirman que ha pasado de ser promesa a realidad. Tras llegar en Nueva York a la final, el japonés tiene en su mano cerrar el curso a lo grande: necesita sumar algunos puntos más para estar entre los ocho mejores del planeta a orillas del río Támesis.
Tercer cuarto
El campeón del Abierto de Australia arrastra una pesada carga: Stan Wawrinka se ha inclinado en la mitad de los torneos que ha disputado en 2014 en octavos de final o antes de esa ronda. La irregularidad que le persigue desde que celebrase el trofeo de la máxima categoría en Melbourne ha llenado la mejor temporada de su vida de luces y sombras, incapaz como ha sido de seguir ganando tras empacharse de gloria. Con la clasificación para Londres casi asegurada, Shanghái le ofrece la posibilidad de borrar cualquier herida con el bálsamo de la victoria.
De entrada, el suizo arrancaría contra el vencedor del partido entre Guillermo García-López, que le derrotó a la primera en Roland Garros, y Gilles Simon, todo un peligro a encarar en el encuentro inaugural de un torneo. Ni el español ni el francés suponen sobre el papel un rival asequible. Después, si avanza a la tercera ronda, el número cuatro mundial jugaría contra el imprevisible Fognini, tan capaz de rozar la gloria y arrodillarse en el infierno durante un mismo partido. Sin tiempo para respirar, Wawrinka cruzaría con Berdych, reciente finalista en Pekín, por una plaza en las semifinales del Masters 1000 asiático.
Rafael Nadal y Novak Djokovic, a los que tumbó en Australia (cuartos y final) le separarían de festejar su segunda corona de un torneo de la categoría en 2014 tras hacer suyo el título en Montecarlo.
Tres focos de este sector
Sanar: Eso necesita Tomas Berdych tras estar a un punto de perder en blanco la final de Pekín ante Novak Djokovic. El checo, protagonista de un fabuloso torneo en la capital de China, vio cómo el serbio le reducía a un puñado de cenizas y deberá ahora recuperarse para perseguir con ahínco el objetivo de estar en la Copa de Maestros de Londres.
Aspirar: Cilic combate por poner el broche a su temporada. Tras gana en Nueva York el primer Grand Slam de su carrera, el croata aborda ahora el desafío de estar en Londres, uniéndose al inflado grupo de candidatos que en Shanghái apuran sus opciones. No tiene un debut sencillo (Karlovic), pero luego el cuadro le da vía libre para volver de Asia con buenas noticias en la maleta.
Sorprender: Desde Cincinnati no encadena victorias el italiano Fognini, que pena en la última parte del curso para imponer sus galones (es top-20) sobre el resto de jugadores. El Shanghái, con un cuadro amable (debuta contra Wang, invitado por la organización, y cruzaría después con el ganador del duelo entre Young y un jugador de la previa) tiene una ocasión idílica para tomar velocidad.
Cuarto cuarto
Más tiempo. Eso es lo que pidió Rafael Nadal tras despedirse en los cuartos de final del torneo de Pekín, derrotado por Martin Klizan. En su segundo torneo después de estar tres meses lesionado en la muñeca derecha, el número dos del mundo se enfrentará a un cuadro lleno de peligros, con un perfil de jugador (sacador) que predomina por encima del resto y que le impedirá encontrar el ritmo que necesita. El campeón de 14 grandes, inmerso en una batalla por la segunda plaza del ránking en Shanghái, defiende las semifinales alcanzadas en 2013 mientras ajusta los últimos detalles para recuperar el tono tras el largo período de inactividad que le mantuvo apartado de las pistas en Manacor.
Nadal arrancará en el penúltimo Masters 1000 de la temporada ante el ganador del duelo entre Feliciano López y un jugador de la fase previa. Si se mide al toledano, cumpliéndose la lógica del ránking, le aguardará de entrada un pulso ante un tenista de la vieja escuela, de los que atacan la victoria siempre de frente evitando cocerse en intercambios. Luego, el mallorquín tendría otros dos encuentros de paciencia y concentración (Isner en tercera ronda, Raonic en cuartos de final) frente a jugadores fiados al saque. Para el número dos, que quiere calor, es como meterse en un congelador. Ninguno de esos hombres aceptará una carrera de fondo, el deseo del mallorquín para encontrar los automatismos que solo da la competición.
Stan Wawrinka, en la reedición de la final del Abierto de Australia (todavía no se han vuelto a cruzar en todo 2014) y Novak Djokovic, ante el que no juega desde el partido por el título en Roland Garros, serían los dos últimos duelos que Nadal debería afrontar en Shanghái para alzar una copa que jamás ha celebrado, pese a que llegó a la final en 2009, duelo que perdió contra el ruso Davydenko.
Tres focos de este sector
Enigma: Ernests Gulbis, que se retiró en Pekín ante Klizan, ataca Shanghái cercando un puesto entre los 10 mejores, clasificación que ya rozó a mediados de 2014. Su estreno (Youzhny) es complicado, pero el letón ya ha demostrado que con la motivación colgada de su raqueta es capaz de superar cualquier obstáculo.  Inercia: Raonic es otro de los jugadores que corretean con Londres en la mirada. La final de Tokio, que perdió ante Nishikori, le impulsó hacia la Copa de Maestros, para la que ahora mismo estaría clasificado como último hombre. El cuadro de Shanghái le proporciona unas primeras rondas adecuadas para mantener el nivel demostrado las últimas semanas y aumentar el botín pensando en la cita de final de temporada.
Oportunidad: La organización del torneo concedió una invitación al argentino Monaco, que en Shenzhen llegó hasta las semifinales logrando una gran actuación en un año complicado, en el que coqueteó con abandonar su lugar entre los 100 mejores. El penúltimo Masters 1000 del curso le ofrece una ocasión para acabar sonriendo.

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