La WTA da un paso hacia el futuro
Los entrenadores podrán utilizar dispositivos electrónicos para mostrar información a las tenistas durante los partidos. Esa fue una de las muchas decisiones que se tomaron en Nueva York durante el pasado Abierto de los Estados Unidos en la reunión que mantuvieron los miembros que rigen el tenis femenino y las jugadoras para adoptar y desechar un buen número de medidas del libro de reglas de la WTA que tendrán efecto desde el primer torneo de 2015.
A diferencia del circuito masculino, donde está prohibida la presencia de los técnicos en la pista y las multas son importantes por recibir ayudas desde la grada, las mujeres cuentan desde hace tiempo con la opción de solicitar que el entrenador baje en los intercambios (una vez por set) para ser aconsejadas y escuchar palabras que les ayuden a cambiar el rumbo del encuentro, aportando coralidad a un deporte individual como pocos. Ahora, ese comodín tiene valor doble: no será raro ver a un técnico sentado en el banquillo con un iPad (aún se deben decidir los dispositivos permitidos) en la mano durante el descanso de un encuentro para reflejar con datos, gráficos o incluso vídeos qué está sucediendo y cómo se puede cambiar.
La apuesta por la tecnología llega en una época difícil para el tenis, históricamente reticente a los cambios. Los jugadores cuentan hoy con raquetas que tienen chips incrustados para determinar parámetros como la velocidad de golpeo, la zona de impacto o la fuerza imprimida en cada tiro. También con GPSs que reflejan la distancia recorrida en cada entrenamiento o con gafas (las Google Glass) para grabar en primera persona lo que ocurre en la pista. No obstante, todos coinciden en que aún falta mucho para dar el paso y trasladar esas prometedoras herramientas a la competición oficial, beneficiándose de todas sus posibilidades. Por ahora, la próxima temporada se explorarán las ventajas de apoyar el diálogo del entrenador y la jugadora en mitad de un partido con dispositivos inteligentes, todo un paso al frente.
Además, se aprobaron varias medidas y desecharon otras tantas. Por ejemplo, desde el próximo curso las jugadoras deberán pagar una multa de 750 dólares por retirarse de un torneo WTA para irse disputar la previa de un Grand Slam que se celebre la misma semana, no tendrán que firmar todos los días para mantener el estado de lucky loser (perdedora afortunada que se beneficia de una baja para acceder al cuadro final de un evento) si se han retirado de la fase previa como consecuencia de una lesión y verán aumentadas las condiciones mínimas de hospedaje en eventos 125k series. No se adaptaron, sin embargo, los cambios referentes a las sanciones por violación de tiempo. La propuesta fue clara: perder siempre un punto a partir del segundo warning, que haya perdida de ese punto si el aviso es al resto y del primer saque si es al servicio, en lugar de restar siempre un tanto, para igualarlo a la normativa de los grandes. Quedó en nada. En cualquier caso, la WTA avanzó hacia el futuro con decisiones valientes para subirse al tren de la tecnología, motor del nuevo siglo.
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