Abierto hasta el amanecer

Nishikori y Milos Raonic llevaron su partido al límite. Hasta la quinta manga. Cuando parecía que el canadiense, quinto favorito del cuadro del US Open, tenía todo de cara para avanzar a cuartos de final, el japonés fue capaz de darle la vuelta al encuentro y terminar accediendo la siguiente ronda tras un 4-6, 7-6, 6-7, 7-5 y 6-4. El encuentro programado en el último turno de la Arthur Ashe se extendió hasta las 2h26m de la madrugada, una hora a la que sólo habían concluido dos partidos antes.

Después de que Victoria Azarenka acabara con el sueño de la serbia Aleksandra Krunic, a las 22h07m el canadiense y el japonés saltaron a la pista para resolver el último encuentro de la jornada en Flushing Meadows. Pero para entonces estaba prevista una de las grandes batallas sobre el cemento de Nueva York. Tanto que el partido se extendió durante 4 horas y 19 minutos, prácticamente doblando la duración media de los otros tres enfrentamientos de octavos de final que ya se habían celebrado en el cuadro masculino (2 horas y 30 minutos).
Sin embargo, no es la primera vez que un partido acaba tan tarde en el US Open. El Grand Slam estadounidense, dotado de alumbrado artificial –a diferencia de otros torneos de estas dimensiones como Roland Garros-, ha visto a lo largo de los últimos años cómo algunos de sus partidos en el último turno se han prolongado hasta altas horas de la madrugada.
Tanto como el Nishikori-Raonic fue el que enfrentó en la tercera ronda de la edición de 2012 a John Isner y Philipp Kohlschreiber, que caería del lado del alemán por 4-6, 6-3, 6-4, 3-6 y 4-6 tras 3 horas y 20 minutos. Acabaría a la misma hora de la noche. Al igual que ocurriría en 1993 entre los suecos Mats Wilander y Mikael Pernfors. El duelo acabaría del lado del primero tras un 7-6, 3-6, 1-6, 7-6 y 6-4.