Un verano desconocido
Es un monstruo contra otro monstruo. Es Rafael Nadal enfrentado a su propia historia, una de las mejores creaciones de su vida. Desde el próximo 4 de agosto, al campeón de 14 grandes le espera un auténtico Himalaya. El español pone en juego 4000 puntos de su ránking en los Masters 1000 de Canadá, Cincinnati y el Abierto de los Estados Unidos, torneos que en 2013 conquistó uno tras otro, cerrando la gira por América como nunca antes y abriéndose las puertas del ático de la clasificación, que tomó en Pekín, pero dejó firmado en Nueva York tras inclinar a Djokovic en la final del último grande del curso. Ahora, el español está ante un desafío doble: volver a devorar esas tres citas del calendario para no perder terreno en la carrera por el número uno del mundo, que perdió en Wimbledon después de la victoria de Nole, y revalidar un título sobre pista rápida, algo que jamás ha hecho en más de 10 años de carrera.
“El verano pasado jugó increíble, como nunca en pista dura”, resumió Francis Roig, el técnico que acompañará al mallorquín en Toronto y Cincinnati. “Contra jugadores que no son Djokovic, Murray o algunos más, le puede ser suficiente en un momento dado hacer otro tipo de tenis, pero él sabe que ante los buenos de verdad solo hay un camino y es jugar más agresivo. Lleva años intentando hacerlo, pero no siempre lo ha conseguido. En Montreal, Cincinnati y el Abierto de los Estados Unidos de la temporada pasada le salió muy bien. Es el mejor tenis que yo le he visto”.
El número dos se prepara en Mallorca. Desde primera hora de la mañana, el sol de la isla cae sobre el cemento hasta convertirlo en una sartén hirviendo mientras Nadal corrige los gestos técnicos, buscando la mentalidad del caníbal y afilando los golpes, consciente de que ya solo pisará pista rápida hasta que termine el año, con la excepción de la eliminatoria de Copa Davis que sobre tierra batida medirá a España contra Brasil en Sao Paulo después del Abierto de los Estados Unidos por la permanencia del Grupo Mundial. El mallorquín, con camiseta azul sin mangas, que por primera vez desde 2008 volverá a usar en competición, rectifica su posición constantemente, tratando de ganarle metros a la línea de fondo, busca con insistencia disparos sin retorno y pone el acento en su saque, trampolín sobre el suelo más rápido del circuito.
“Nadal va a hacer una muy buena temporada por América, como la que hizo el año pasado”, explicó Christian Garín, el chileno de 18 años que entrena estos días con el número dos en Mallorca. “Rafa es de los mejores de la historia. Le he visto muy tranquilo, contento por haber tenido un poco de descanso tras varios torneos muy buenos”, recordó el chileno sobre su pareja de baile, que tras perder en octavo de Wimbledon se dejó ver por Ibiza con sus amigos y aprovechó los primeros días de julio para irse de vacaciones. “Poder entrenar con Rafa me sirve para darme cuenta de cómo se toma los entrenamientos, de lo profesional que es. Eso me ayuda muchísimo porque es un gran ejemplo. Lo ideal sería entrenar durante todo el año como he entrenado con él esta semana porque tener al número dos del mundo tras la red es distinto. Entrenar con Nadal es muchísimo más que ir a un torneo y jugar tres o cuatro partidos”.
El 346 del mundo comparte mucho más que entrenamientos con Nadal. Garín, integrante de la prometedora generación de tenistas nacidos en 1996, forma parte de la agencia de representación que el español tiene con Carlos Costa, su agente. ”Venir a Manacor y poder entrenar con Nadal es un privilegio. Poder estar con Toni y con Rafa, hablar con ellos, que me cuente un poco cómo está… también me sirve mucho”, contó el chileno. “Esta semana de entrenamientos la he intentado tomar de muy buena forma, aprovecharla al máxima. Yo venía de jugar torneos en pistas de tierra batida, pasar a jugar a cemento me sirve mucho porque así aprendo a jugar bien en todas las superficies. Jugar en pista rápida me gusta mucho”, cerró el adolescente, al que se le vio hablar mucho durante la semana con Toni Nadal y exprimirse en cada intercambio sobre la pista con Nadal.
En él, un joven con ganas de comerse el mundo, busco el campeón su primer termómetro para lo que viene. Tras las vacaciones, el regreso a la realidad. A Nadal le espera el cemento, Novak Djokovic y… tres torneos que defender en un verano desconocido: el campeón de 14 grandes paga en el presente el peaje de su fabuloso pasado.
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