Lopetegui, la 'voz de la ilusión'

El Mundial de Brasil y la posterior Eurocopa de Francia supusieron un mazazo duro y difícil de encajar. La selección española, la misma que años atrás se imponía al resto y se manifestaba como el más brillante ejemplo futbolístico, tocaba fondo. Uno de los artífices del éxito perecedero daba un paso al lado y dejaba el banquillo desguarnecido. Tocaba elegir sucesor.

La tarea no iba a ser un camino de rosas. Había que encontrar una figura con el carisma y conocimientos suficientes para construir de nuevo un grupo ganador y, lo que era más importante, apagar los distintos fuegos abiertos. Muchos nombres saltaron a la palestra, pero desde el seno de la Federación lo tuvieron muy claro. El elegido debía de ser un hombre de la casa que ya hubiera mostrado virtudes, y ese era Julen Lopetegui.
Quizás muchos no acabaron de ver muy clara esta decisión, pero lo cierto y fijo es que desde su presentación oficial allá por el 21 de julio de 2016, el hacer del técnico guipuzcoano no ha podido ser más brillante.
Amistosos aparte, la misión inmediata de Lopetegui no era otra que clasificar por la vía a rápida a España para poder disputar la próxima Copa del Mundo que tendrá lugar en Rusia, y se ha logrado. Las estadísticas son claras. El cuadro español ha terminado líder de su grupo con 28 puntos, por delante de Italia (equipo que nos apeó de la última gran competición y que se jugará el pase en la repesca). Se han disputado un total de 10 encuentros, en los que se han obtenido 9 victorias y 1 empate, por lo que se ha conseguido la siempre maravillosa condición de invicto. Sin embargo, lo que más impresiona de todo es el bagaje goleador: 36 goles a favor y tan solo 3 en contra, lo que se traduce en un diferencia positiva de +33 y en una media de 3,6 goles por el encuentro. Este último puede que sea el dato más significativo. Si bien durante la era Del Bosque el dominio y control del juego eran evidentes pero se adolecía de esa efectividad de cara a puerta tan necesaria en este deporte, ahora la situación es totalmente distinta. Futbolistas como Morata han sido claves en ello.
Lopetegui ha sido capaz de plasmar sobre el césped ese estilo de juego que alegra la vista de todo aquel que lo presencia. Presión en la salida del balón rival para recuperar rápidamente la posesión del mismo, propiciada por un gran sistema defensivo en el que las líneas permanecen muy juntas y ligeramente adelantadas. El centro del campo no ha perdido su importancia, aunque sí haya cambiado en cierto modo su papel. Ahora las jugadas se vuelven más directas y verticales, volcándose de un modo más osado sobre la portería rival. Esto puede que se deba a la confianza depositada en mediocentros con un carácter más ofensivo como puede ser el propio Isco.
En definitiva, esta España vuelve a ilusionar y se postula nuevamente como candidata a todo, y mucha culpa de ello la tiene el bueno de Julen.