El Eibar paga la novatada con el descenso

El Eibar ha pagado la novatada en Primera División al consumar su descenso a Segunda, con lo que su sueño en la Liga BBVA sólo ha durado un año.

El equipo guipuzcoano bajó de categoría a pesar de ganar al Córdoba (3-0) en el campo de Ipurúa. Pero en la última jornada liguera no dependía de sí mismo, ya que necesita un triunfo y que fallaran sus rivales en la lucha por la permanencia, lo que no ocurrió, porque empataron tanto el Deportivo de La Coruña con el Barcelona como el Granada con el Atlético de Madrid.
Así, se produjo un triple empate a 35 puntos entre Deportivo-Granada-Eibar que perjudica a los eibarreses por peor diferencia particular, que descienden junto al Almería (32 puntos) y Córdoba (30).
En su temporada de debut en la máxima categoría, el Eibar ha acabado en el puesto 18 en la clasificación, con nueve victorias, ocho empates, y 21 derrotas (34 goles a favor y 55 goles en contra) en las 38 jornadas ligueras.
El entrenador azulgrana, Gaizka Garitano, asumió su responsabilidad y en la rueda de prensa posterior al descenso anunció su marcha del Eibar tras tres temporadas, en las que en las dos primeras logró dos ascensos seguidos.
Los problemas del Eibar comenzaron antes de la jornada 38. Sin ir más lejos, en el partido anterior en Getafe (1-1), los eibarreses, que comenzaron por detrás en el marcador, no buscaron la victoria en el Coliseum Alfonso Pérez en los últimos minutos.
El empate contentaba a los getafenses, que lograron así la permanencia, pero dejaba al Eibar dependiendo de los resultados de los rivales en la última jornada. En Getafe los guipuzcoanos no arriesgaron por el triunfo, ya que una derrota habría provocado su descenso.
Fue cruel y dolorosa la forma en la que se produjo el descenso, pero los azulgranas se buscaron estar en el pozo con una pobre segunda vuelta en la que sólo sumaron ocho puntos (dos victorias y dos empates) en 19 partidos. Sumados a los 27 puntos obtenidos en una brillante primera vuelta, dan un total de 35 que fueron insuficientes para lograr la permanencia. Con uno más se habrían salvado.
El Eibar, con muchos futbolistas que hace dos años jugaban en Segunda B, pagó su inexperiencia en Primera, una categoría en la que cuestan muy caros los errores cometidos, porque los rivales superprofesionalizados no perdonan.
La inercia positiva que llevaba el equipo de Gaizka Garitano tras dos ascensos consecutivos (en la temporada 2012-2013 a Segunda División, y en la 2013-2014 a Primera), hizo que acabara la primera parte de la campaña 2014-2015 en octava posición de la clasificación, algo ficticio y alejado de la realidad.
Fue un espejismo, porque el club guipuzcoano es el más modesto económicamente, con un presupuesto de 15 millones de euros.
Cuando en enero de 2015 se abrió el plazo de fichajes, el Eibar no reforzó su plantilla, porque los dirigentes consideraron que no era necesario hacerlo, ni gastar dinero.
Todo lo contrario, ya que perdió uno de sus puntales en la defensa, Raúl Albentosa, quien pagó su cláusula de rescisión de contrato (600.000 euros) para irse al Derby County, un equipo inglés de segunda división.
El club esperó hasta el último día en que era posible hacer fichajes, el 30 de enero, para incorporar a un defensa central, Rafa Páez, que fue cedido por el Liverpool inglés. Pero el problema es que Rafa Páez no llegó a jugar de azulgrana por un error administrativo de la entidad eibarresa al tramitar su ficha. Así, la FIFA no le concedió el pase internacional, por lo que el futbolista entrena con el Eibar y cobra, pero no puede jugar.
Si el Eibar hubiera tenido un equipo filial (no existe, porque el club lo hizo desaparecer en verano de 2012 para reducir gastos cuando el primer equipo militaba en Segunda B) quizás podría haber tramitado la ficha de Rafa Páez, pero no fue posible.
Tampoco la entidad eibarresa se movió para traer a prueba a futbolistas en paro o extranjeros para reforzar su plantilla -ni cuando se le denegó el pase a Rafa Páez-, a pesar de que podía haber incorporado dos jugadores porque sólo estaban ocupadas 23 fichas.
El entrenador sólo pudo contar con tres defensas centrales en la segunda vuelta, y cuando se lesionó Raúl Navas varios partidos ni eso. En una ocasión recurrió para jugar de central a Borja Fernández, un centrocampista fichado el 31 de diciembre. Ello perjudicó mucho al trabajo defensivo azulgrana.
El fútbol es un juego que muchas veces no tiene lógica. Todo lo que acompañó al Eibar en la primera vuelta -abundancia de goles a favor (24), firmeza defensiva, un portero colosal, y buenos resultados) desapareció luego como por arte de magia.
Tras el ecuador liguero, el avión eibarrés entró en barrena y sufrió ocho derrotas seguidas, lo que provocó que de la euforia -el patrocinador Hierros Servando prometió una prima si se lograba una plaza europea- se pasara a la depresión. Desaparecieron los once puntos de ventaja respecto a los puestos de descenso, el Eibar perdió la confianza en sí mismo y en su juego, debido a los malos resultados.
Se produjo una sequía goleadora de los azulgranas, que sólo marcaron diez tantos en los 19 partidos de la segunda vuelta. Por contra, se esfumó la seguridad defensiva por la marcha de Albentosa y las bajas, especialmente la de Raúl Navas, con lo que el equipo recibió 30 goles en las últimas 19 jornadas.
Lo más positivo de la temporada 2014-2015 fue la fiel afición azulgrana, que demostró ser de Primera División. Los seguidores estuvieron con el equipo en todo momento, animando siempre desde la grada y acompañando al equipo en todos los viajes, a pesar de las 15 derrotas sufridas en la segunda vuelta.