Tragedias en el fútbol (II): La promesa de Martín Kozhuharov a su madre

El 28 de agosto de 2008 es un día marcado en el mundo del fútbol español por el debut de Vicente del Bosque con la selección. El salmantino, campeón del Mundo en  2010 y de Europa en 2012, iniciaba el camino de la selección española hacia su primer Mundial, después del adiós de Luis Aragonés tras proclamarse campeón en el Prater de Viena en la Eurocopa, logrando el primer título para España en 44 años.

Ese día, en Copenhague, España venció a Dinamarca por 0-3 con dos goles de Xabi Alonso y uno de Silva, en un partido en el que la ‘Roja’ guardó un minuto de silencio y lució brazaletes negros en su manga. Porque la actualidad española no estaba en tierras escandinavas, sino en Madrid, y más concretamente en Barajas.
Allí, el accidente del vuelo 5022 de Spanair en el aeropuerto madrileño dejó 154 fallecidos, en el que ha sido el peor accidente de aviación en nuestro país en los últimos 30 años. A mediodía, el avión, justo al despegar con destino Gran Canaria, sufrió un fallo mecánico que obligó a la aeronave a girar a la derecha y terminó estrellándose en las inmediaciones del aeropuerto posteriormente nombrado Adolfo Suárez.
Entre los 154 fallecidos, muchas historias personales que se truncaron en ese fatal accidente, como la de Antoaneta Stanimirova, ciudadana búlgara residente en la isla canaria, y madre del por entonces futbolista del cadete del Real Madrid Martín Mario Kozhuharov.
Antoaneta se había desplazado a la capital madrileña a pasar unos días con su hijo, en plena pretemporada en la cantera blanca tras su reciente fichaje, y el destino quiso que regresara en aquel vuelo. Nada más conocerse la tragedia, su marido y su otra hija acudieron a Madrid para reunir a la familia ante la desgracia.
Y el joven futbolista se tatuó junto a su corazón una frase que lo dice todo, "Aprovecha esta oportunidad"; tenía más ganas que nunca de seguir luchando. "Lo haré por ella", se dijo
Martín, con 15 años, desveló entre lágrimas entonces su deseo de cara a su futuro como futbolista: “Ahora tengo más ganas que nunca de seguir luchando, lo haré por ella”. Esa y otra frase marcan desde entonces la vida del atacante: “Aprovecha esta oportunidad”, se tatuó el futbolista justo en su corazón, en recuerdo de su madre.
Precisamente en el momento en el que sucedía la tragedia en Barajas, Martín debutaba con el conjunto blanco. Poco antes, el futbolista, en una entrevista para el diario búlgaro 7sports.net, confesaba su sueño: “Me debo a Bulgaria, es mi país. De Gran Canaria me llevo todo. Mis amigos y la técnica isleña. Además, en Madrid estaré acompañado por Castaño y Jesé (el actual futbolista del PSG). Cuando hice las pruebas en Valdebebas me convencieron. Estar en el Madrid es algo único; acepto el reto y dejaré a mi familia en buen lugar”.  
Desde el primer momento, el Real Madrid apostó por cuidar al futbolista y ofrecerle todo el apoyo del club en forma de cariño y psicólogos para sobrellevar la pérdida del ser querido. Por aquel entonces, Míchel era el director de la cantera del equipo blanco, dentro del organigrama de Ramón Calderón en la etapa del palentino al frente del club madridista.

Vuelta a la isla

Sin embargo, una fuerte discusión del mítico extremo derecho de la ‘Quinta del Buitre’ con el presidente terminó con su salida del Real Madrid y la posterior llegada de Ramón Martínez a su puesto. El nuevo jefe de Valdebebas rompió con todo el legado de Míchel en la cantera del equipo blanco, y uno de los daños colaterales fue la salida de Kozhuharov del Real Madrid al no renovársele el contrato, poniendo fin a su sueño.
El club achacó la salida a que había otros jugadores mejores en su puesto (la posición ideal de Martín es la de delantero centro, aunque también puede jugar pegado a la banda derecha), a pesar de sus buenos números con el cadete y el juvenil, donde coincidió con su paisano Jesé Rodríguez.
El chico búlgaro, que había anotado 20 goles esa misma temporada con los juveniles, no guardaba rencor al club, según unas palabras en el diario La Provincia: “Tenía dos años de contrato y los he cumplido; ahora quiero descansar y ayudar a mi padre en el restaurante”.
Cuando el fútbol se lo permite, Martín ayuda a su padre Mario a llevar la taberna donde los Kozhuharov depositaron sus sueños al llegar a la isla en 2001
El restaurante es 'La Taberna búlgara', un local que sirve de punto de reunión para la comunidad de Bulgaria que reside en Vecindario, un municipio de la isla de Gran Canaria. Cuando el fútbol se lo permite, Martín ayuda a su padre Mario a llevar una taberna donde los Kozhuharov depositaron sus sueños al llegar a la isla en 2001.
Una vez terminado su contrato madridista en 2010, Martín ayudó en el negocio familiar hasta que recibió la llamada del gran club de la isla, la UD Las Palmas. Dos años después, Martín regresaba al conjunto amarillo, club al que había pertenecido en categorías inferiores, como el Vecindario y el Balos, consiguiendo ser convocado con la selección sub 19 de Bulgaria gracias a su rendimiento.
Dos años disputó el futbolista en el juvenil de Las Palmas, y cuando iba a comenzar a jugar con el filial, un mal consejo de su representante le llevó a volver a su país, Bulgaria, donde no conseguiría demasiado éxito.

Foguearse en Tercera para perseguir el sueño

Allí sufrió una lesión de rodilla durante la pretemporada que le obligó a parar. Volvió a Gran Canaria para jugar en Tercera hasta que el filial amarillo, Las Palmas Atlético, le repescó para jugar la 2015/16 en el grupo canario de la cuarta categoría del fútbol español. Después de una gran campaña del filial, sólo el Atlético Sanluqueño, en los ‘playoffs’ de ascenso a Segunda B, logró impedir el retorno del equipo a la división de bronce.
Sin embargo, Martín no tuvo demasiado recorrido con el equipo debido a otra grave lesión. La falta de sitio y su edad (23 años, una cifra relativamente alta para un filial), le llevaron a salir cedido el pasado verano al San Fernando, y unos días después al Estrella, ambos de la Tercera canaria. Ahí, en Sardina del Sur, Martín, sigue buscando cumplir su sueño y ‘aprovechar su oportunidad’, como hace más de seis años, alguien sabiamente le aconsejó y cumplir así la promesa póstuma del futbolista a su madre.