Desafío Conte, en busca y captura del nuevo Mourinho

A nadie se le escapa que el modelo del Chelsea lo ha cambiado en la última década Roman Abramóvich con una maniobra maestra que ha volcado definitivamente al conjunto de Londres a la élite internacional. Sí, más allá de los mil millones invertidos en trece años el nombre propio está en el banquillo y no es otro que el portugués Jose Mourinho y su irrepetible etapa con seis títulos entre 2005 y 2007, papel del que debe apropiarse Antonio Conte para cambiar un sello y devolver la grandeza a un equipo que ni estará en Liga de Campeones la próxima temporada.

Stamford Brigde ha visto pasar en diez años diez entrenadores que han intentado recomponer el legado de Mou, éxito que sólo aparecía a ráfagas y que el propio Mourinho intentó recomponer en su segunda etapa sin llegar nunca a lo que fue en la 2004-2005. El nuevo paso de Abramóvich es la senda italiana de Viali, Ranieri, Ancelotti y Di Matteo, porque su idea es que Antonio Conte no pase como uno más, sino que se convierta en el nuevo Mourinho del Chelsea.
Desde la Europa League que consiguió Rafa Benítez en la 12-13, el equipo del Oeste de Londres no ha logrado alzar ningún trofeo y ese es precisamente el reto que se le presenta a Conte, una transformación completa para retomar el camino de la gloria que cambió de rumbo una vez Mou decidió cambiar de aires y ser el sucesor de Mancini en el Inter de Milán (allí se llevó los títulos).

La lista desde 2005 da miedo: Abraham Grant, Scolari, Ray Wilkins (interino), Hiddink, Ancelotti, Villas-Boas, Di Matteo, Benítez, Mourinho, Steve Holland (interino), Hiddink de nuevo y ahora Conte. Más allá dl portugués, en esas once etapas sólo el acento italiano ha devuelto la ilusión por momentos con la consecución de la Premier League en 2010 con Carletto y la Champions con Di Matteo en 2012. Ahora sí es fácil entender que Abramóvich mire a Italia para volver a la gloria, ¿no?

El reto de Antonio Conte

El trabajo que tiene por delante el todavía seleccionador italiano es complicado, no sólo por la revolución que debe realizar en la plantilla, sino por los resultados inmediatos que debe conseguir en la Premier League al quedar fuera de Champions League. Le debe de gustar la presión al italiano, porque en poco tiempo será exigido como el que más en una competición cada vez más ajustada y con más gallitos.
Y con la azzurra en el horizonte, porque Conte divide ahora mismo sus ideas entre la planificación del Chelsea 16-17 y lo que será la selección italiana en la Eurocopa, dos interesantes quebraderos de cabeza. Por no hablar del fraude deportivo por el que se le acusa a seis meses de cárcel por un encuentro de 2011 en la Serie B.

Qué fichamos, qué vendemos

Los nombres de Falcao o Pato (y sus millonarias transacciones) ejemplifican lo mal que se están haciendo las cosas en el conjunto blue, dos meteduras de pata lastran a una plantilla que no ha sabido remontar ni levantar cabeza en toda la temporada. Ahí será fundamental el papel que tome el técnico italiano, que deberá tener mano dura para concretar qué jugadores quiere en su nueva plantilla para renovar un conjunto en horas bajas en la que ni sus estrellan toman el peso que deberían.
Pero también las salidas. Los Terry, Ivanovic, Mikel o Remy parecen estar más fuera que dentro del club y de ahí la responsabilidad de reemplazar a vacas sagradas en la última decada como el inglés y el serbio en defensa. Gazzetta ya ha adelantado alguno de los nombres que podrían viajar con él a Londres y entre ellos están Bonucci, Rüdiger, Pogba, Nainnggolan e Higuaín, todos nombres vitales en la Serie A.

La Premier League mira cada vez más fuera de sus fronteras para llenar el vacío de técnicos ingleses y el Chelsea es un perfecto ejemplo en la última década. Mourinho marcó una época, Ancelotti y Di Matteo dejaron un buen sabor de boca, Villas-Boas fue el elegido fallido y Hiddink tapó agujeros en la búsqueda de una transición que ya prepara Conte desde la distancia, otro nuevo proyecto para combatir en la Premier League más competida de los últimos años.