¿Quintana llega tarde?

El colombiano Nairo Quintana insufló hoy oxígeno a un Tour de Francia, que hasta ahora parecía dirigirse plácidamente a las arcas del británico Chris Froome, pero dejó abierto el debate de si su reacción para conquistar el maillot amarillo no llega demasiado tarde.Luis Miguel Pascual
El líder del Movistar atacó a falta de 6 kilómetros para la meta de La Toussuire y consiguió una renta de 30 segundos con respecto a Froome, que con las bonificaciones han reducido su retraso a los 2.38 minutos.
Una diferencia que Quintana está obligado a reducir en la última etapa alpina, la subida al mítico Alpe d'Huez, meta de una jornada corta, de 110,5 kilómetros, pero totalmente montañosa, porque también se subirá la Croix de Fer, por la vertiente contraria que se ascendió hoy.
El colombiano prometió mantener el pulso. Confesó que tendrá que atacar desde lejos si quiere conquistar el "sueño amarillo" que ha venido a perseguir al Tour.
"Hoy pensábamos recortar más tiempo, pero Froome se ha defendido bien, todavía está fuerte. Mañana volveremos a intentarlo (...) Lo intentaremos desde más lejos, es un puerto bueno, vamos a tratar de controlar para conseguir también la victoria de etapa", prometió el colombiano.
Su margen de maniobra es reducido. Quintana estará, además, coaccionado por la estrategia del Movistar, que ve como al objetivo de conquistar el maillot amarillo se suma ahora otro, el de conservar la tercera plaza del español Alejandro Valverde.
El Alpe d'Huez dictará el veredicto definitivo y en sus 21 curvas el colombiano se jugará "el todo por el todo".
Quintana había prometido atacar desde que la carretera se pusiera cuesta arriba, pero solo ha logrado distanciar a Froome en las rampas de La Toussuire, donde obtuvo una renta muy inferior a la que el británico le cobró en la primera etapa pirenaica, con meta en la Pierre-Saint-Martin.
A ello se suma el minuto y medio que perdió Quintana en un corte en la segunda etapa en tierras holandesas.
El tiempo ha transcurrido y el líder del Sky ha sabido gestionar su renta, mientras que el Movistar ha ido posponiendo el prometido ataque.
En La Toussuire se vio que, además, el Movistar no juega solo la carta de Quintana y que acabar con dos hombres sobre el cajón es también un objetivo, aunque la ambición acabe por entorpecer las opciones de conquistar el sueño amarillo.
Cuando el italiano Vincenzo Nibali se escapó hoy a más de 50 kilómetros para el final, el equipo español vio peligrar el tercer puesto de Valverde, por lo que puso a trabajar al frente del pelotón a Jesús Herrada, lo que allanó el terreno del Sky, que se evitó el peso de la carrera que corresponde al equipo del líder.
La formación británica no dio muestras de gran fortaleza, puesto que los dos principales escuderos de Froome, el australiano Richie Porte y el británico Geraint Thomas, se quedaron pronto descolgados.
Solo el holandés Wouter Poels estaba a su lado en los momentos clave, aunque no fue necesario, ya que la formación británica se benefició del trabajo de otros equipos, puesto que a estas alturas de la carrera son muchos los intereses. Y el ataque de Nibali los despertó todos.
En el ascenso al col del Mollard fue Movistar quien llevó el peso para salvaguardar el tercer puesto de Valverde. En la Toussuire comenzó el Lotto-Jumbo, para preservar la sexta plaza del holandés Robert Gesink, antes de ceder el relevo al Tinkoff cuando su jefe de filas, el español Alberto Contador, veía peligrar su quinto plaza ante el empuje del "tiburón de Messina".
Como había previsto Froome la víspera, el Sky se mantuvo al margen de la guerra de guerrillas y solo reaccionó cuando Quintana dio el ataque definitivo.
El británico afirma estar en una "posición excelente" para conservar en París el maillot amarillo con el que sueña Quintana, que puede haber tardado en perseguirlo.