El fantasma del 'pavé'

"Pavé", adoquín en francés, es una de las pocas palabras que todo aficionado al ciclismo conoce de la lengua de Moliere. El Tour de Francia dedica a este clásico de la París-Roubaix la etapa de este miércoes, que ya aparece en el pelotón como un fantasma peligroso.

La etapa entre Ypres y Arenberg, con quince kilómetros de "pavés" repartidos en nueve tramos, el más largo de ellos de algo menos de 4 kilómetros, se han convertido en el principal aliciente de la primera semana del Tour de Francia.
Más cuando la previsión anuncia lluvia, lo que complicará más los tramos adoquinados, y cuando el ganador de la última edición, el británico Chris Froome, sufrió este martes una caída que le puede obligar a afrontar los "pavés" físicamente mermado.
En el recuerdo de todos está la edición de 2010, la última del Tour e la que hubo adoquines y donde el luxemburgués Frank Schleck se cayó y se fracturó la clavícula. 
En el particular duelo Contador-Froome que es este Tour, la etapa de los adoquines puede marcar las primeras distancias.
Ya antes de la caída de Froome, muchos especialistas daban ventaja al español, por su mayor experiencia y porque tiene un mejor equipo para este ejercicio.
"No creo que Froome esté bien preparado para afrontar esos tramos adoquinados. Creo que los ha entrenado, pero no estoy seguro de que haya competido lo suficiente en ese terreno", asegura el quíntuple vencedor del Tour Bernard Hinault.
Contador tiene a su favor un equipo con algunos especialistas en esa disciplina, como los italianos Daniele Bennati y Matteo Tosatto, además del australiano Michael Rogers.
"Lo afronto con respeto. Anuncian un tiempo malísimo, así que es casi más importante pasar el día sin incidentes", señala el madrileño.
Muestra de la importancia que concede a la etapa es que en la jornada de hoy se afanó en terminar lo más arriba posible para subir algunos puestos en la general y así permitir que el coche de su equipo esté más cerca del pelotón para asistirle en caso de necesidad.
El orden de los coches se decide en función de la acumulada que, con la mayor parte de los corredores en el mismo tiempo, se establece en función de la clasificación de la regularidad.
La táctica le salió bien a Contador, que ganó dos posiciones y ahora es quinto a dos segundos del líder, el italiano Vincenzo Nibali.
En el Sky de Froome han optado por repartir asistentes a lo largo de todo el recorrido, para estar presentes en caso de que su jefe de filas precise asistencia mecánica. Otros equipos harán lo mismo.
Todos los pretendientes a la victoria final ha viajado en los meses previos a la frontera franco-belga para reconocer esas etapas que solo los habituales de la Roubaix conocen de forma fehaciente.
"No será igual que el 'infierno del norte' pero si tienes un mal día puedes perder mucho tiempo", asegura el exciclista Gilbert Ducloss Lassalle, que ganó dos veces la clásica, en 1992 y 1993.
"Creo que habrá dos carreras, una de los especialistas y otra de los favoritos para la general", agrega el hombre que desde hace años sigue el Tour como relaciones públicas.
El excorredor señala que mucho dependerá de que los equipos quieran "incendiar" la carrera y sacar partido de una jornada en la que se augura un tiempo lluvioso, lo que hará todavía más duros los tramos adoquinados.
"Ese día te puedes despedir de la carrera", avisa el director del Movistar, Eusebio Unzúe, que considera que para evitarlo "hay que estar tácticamente muy atentos y adelante".
Su pupilo Alejandro Valverde teme más a "caídas o pinchazos" que al aspecto físico que puedan suponer los "pavés".
Especialista en la materia es el belga Jean-Luc Vandenbroucke, que afirma que la etapa de mañana "dista mucho de ser la Roubaix", aunque dice que "puede tener consecuencias en la general".
El responsable del equipo "FDJ.fr", Marc Madiot, que también cuenta con dos triunfos en el "infierno del norte", señala que la carrera será "más nerviosa que la Roubaix", porque "en la clásica todo el mundo sabe a lo que va y en el Tour la mayoría no".
La etapa supondrá, además, un desafío técnico y muchos equipos saldrán con bicicletas especiales, neumáticos más gruesos o mecánicas más resistentes.
Por encima de todos, un favorito, el suizo Fabian Cancellara, ganador de tres ediciones de la París-Roubaix, que quiere dejar su impronta de nuevo en un Tour en el que suma siete triunfos parciales en la ronda gala. "Será importante entrar en cabeza en el primer tramo", avisa el helvético.